Orwell & Cots
Se van a cumplir 70 años de de George Orwell y parece que se escribió ayer por la tarde: telepantallas; la neolengua, que ha acabado siendo el inglés macarrónico con el que nos comunicamos con el mundo; los hablescribe, que convierten la voz en texto que se adelanta décadas al dichosoWhatsApp; la información veloz poco veraz del notirrelámpago, que parece lamadre del Twitter... ¿Y quéme dicen del gran hermano digital que sabe dónde vamos a ir de vacaciones o si estamos en tratamiento de la próstata para acribillarnos a anuncios y ofertas locas de Groupon?
George Orwell luchó en la Guerra Civil contra el totalitarismo e hizo su Un editor que se había pasado los años setenta dándole a la manivela de una imprenta clandestina para combatir a golpe de panfleto el régimen de Franco, decidió en 1983 rendir un homenaje a Orwell. Josep Cots fundó Edicions de 1984 para mostrar el rechazo hacia fascismos, comunismos y demás ismos opresores desde la literatura. Tras mucha siembra ymucho arado, Cots recibe el 14 de junio en Rubí uno de los PremisNacionals de Cultura que otorga la Generalitat.
Me acerco a la calle Trafalgar de Barcelona, ese Chinatown del textil, a visitar Edicions de 1984. La llegada al piso tiene algo de viaje en el tiempo al subir en un ascensor retrofuturista que se eleva con una lentitud misteriosa. Un 33% de la editorial sale a recibirme: es Laura Baena. La editorial la completan la persona de comunicación que ese día se incorpora y el propio Josep Cots.
Confirma el viaje en el tiempo que al sentarme en el despacho hay sobre la mesa un brebaje de eras remotas, el hidromiel de los catalanes: una botella de ratafía. Al ver mi sorpresa, Cots ríe con esa perenne carcajada suya. Se trajo para la presentación del libro de Sergi Pons Codina, “La botella no es de adorno: el día de la presentación voló casi entera… Tenía ganas de encontrar un escritor que hablase de los barrios problemáticos de familias desestructuradas de Barcelona en catalán, algo que sólo reflejaban los autores en castellano”. Junto al licor hay un par de delicatessen, los nuevos lanzamientos:
de John Reed y de Grace Paley.
Me cuenta cómo la editorial arrancó en los ochenta publicando a Bertolt Brecht, Malraux o el de Alfred Döblin, que aún reeditan. Pero en los noventa cayó el muro de Berlín y la concienciación política del país. Entró en una crisis que casi lo hunde y puso en marcha la colección para dirigirse a públicosmás amplios.
–Oiga, en vez de publicar lo que funcionaba en los noventa, los Michael Crichton o John Grisham, publica las de Montesquieu y a Zola. Ese plan de negocio no se lo aprobarían en el Iese…
– (se ríe) Si haces caso a esas escuelas de negocios acabas convertido en un pequeño Trump. Yo solo publico lo que me gusta. ¡Menos mal que a veces coincide con el gusto de más gente!
Coincidió, ymucho, con inesperado best seller de Sílvia Alcàntara.
Cots es unametralleta. Ríe ríe y dispara: “¿La transición? Es la operación de adormidera más grande de la historia. Fue como sumergir a la gente en un baño de marihuana”. “Planes de lectura? ¡Nada! El único plan de lectura es dotar a las escuelas de losmedios para poner la literatura en conexión desde niños hasta llegar a adultos!”.
Al despedirnos le recuerdo la frase que se repetía como un mantra en 1984: “La ignorancia es la fuerza”. Y Cots, orwelliano de pro, asiente: “El poder político cultiva la ignorancia, ¡porque el no ignorante se espabila!”.