La Vanguardia - Culturas

El Antiguo Testamento y la serie de televisión

‘The handmaid’s tale’ Basada en la novela deMargaret Atwood, está llamada a ser una de las mejores series del año, a caballo entre un futuro distópico y un pasado integrista. La analizamos

- HULU /HBO JORGE CARRIÓN

Fue precisamen­te en 1984 cuando Margaret Atwood empezó a escribir en Berlín El cuento de la criada (recién reeditada por la editorial Salamandra), una novela extraordin­aria llamada a suceder a la de Orwell como metáfora del futuro inmediato. Si en 1984 se fabuló la existencia de un Gran Hermano que, a nuestros ojos, es sinónimo de telecontro­l y drones y telerreali­dad; se podría decir que El cuento

de la criada anticipa la obsesión actual por la fertilidad, en un contexto de extremismo religioso que también nos es sospechosa­mente familiar.

Bienvenido­s a la República de Gilead, un Estado teocrático surgido de un golpe de Estado que pretextó estar velando por la seguridad nacional tras un atentado terrorista. Sus habitantes todavía recuerdan las libertades recientes, que han sido suprimidas en aras de instaurar una nueva realidad, en que la Biblia se lee literalmen­te en todas las situacione­s de la vida cotidiana. Entre ellas, la procreació­n.

Una plaga de in fertilidad ha convertido alas escasas mujeres fértiles en bienes muy preciados. Inspi- rados en un pasaje del Antiguo Testamento que prefigura los vi entres de alquiler (“He aquí mi sierva Bilhá; únete a ella y parirá sobre mis rodillas, y yo también tendré hijos de ella”), esas mujeres que ovulan pasan a llamarse criadas: su función es dejarse poseer por los

comandante­s que controlan políti-

En Gilead, el Estado obliga a leer la Biblia literalmen­te para la vida cotidiana; pero cunde la infertilid­ad

ca y militarmen­te el país. Ambos forman parte de una nueva forma de familia en que los niños prácticame­nte no existen, como las espo

sas, las martas y los chóferes. Los espías infiltrado­s en la sociedad son conocidos como ojos; y las maestras de las criadas, como tías. Para construir una nueva realidad hay que crear un nuevo lenguaje.

Por eso no es de extrañar que en la igualmente extraordin­aria adaptación televisiva, The handmaid’s

tale (Hulu), el comandante y la criada protagonis­tas jueguen a scrabble. No podría haber sido ajedrez o naipes: tenía que ser un combate de palabras. Ella se llama realmente June, pero en su nueva vida su apelativo es Defred (las criadas pierden su identidad, la preposició­n de las define como propiedad de otro, como apéndice, como instrument­o reproducti­vo, como piezas intercambi­ables). Todas las dictaduras instauran su do

blepiensa: June, que es la narradora, contrapone constantem­ente su discurso íntimo( voz en off) con ese discurso público que ha tenido >

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‘The handmaid’s tale’ Directores Reed Morano, Mike Barker, Kate Dennis, Floria Sigismondi y Kari Skogland Actores Elisabeth Moss, Joseph Fiennes, Alexis Bledel, Max Minghella y Jordana Blake, entre otros
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Arriba, la actriz y productora estadounid­ense Elisabeth Moss, conocida por su papel como Peggy Olson en la multipremi­ada serie ‘Mad men’. Junto a estas líneas, secuencia del filme sobre la importanci­a de la procreació­n

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