La Vanguardia - Culturas

Orgullo ‘choni’

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La polémica es vieja y recurrente y no tiene visos de resolver se, más que nada porque suele plantearse en términos equívocos. A la pregunta :¿ eseltrap machista ?, la escucha a séptica de algunas de las letras de grupos comoPxxrGv­ngor aperos como Pimp Flaco no deja espacio ala duda: invariable­mente las chicas son“putas ”, y el sexo casual se usa como trofeo que marca el esta tus del macho entre la manada. Pero ese trato denigrante del sé quito de fa ns femeninas que rodea al artista, que ni mucho menos se limita al trapo alhiphop, no es tampoco he gemónicoen­elgén ero. La creciente popularida­d y exposición mediática deltrap ha provocado el boicot de conciertos de artistas como Ka ydy Ca in (miembro de Los Santos) o Costa, pero también la aparición de una pequeña corriente que trata de rescatar al género del cliché, como el dúo LasVvitch,qu ese dieron a conocer con el tema Yo no soy tu bitch.

Más allá de un análisis caso por caso, cabe tener en cuenta que tanto entre los artistas como el público deltrapyde­lhip hop se ha establecid­o un uso del lenguaje que refleja valores y relaciones de poder que no pueden juzgar se con los parámetros de corrección política que gobiernan otros ámbitos .“Laca lleno es políticame­nte

El lenguaje del trap refleja valores y relaciones de poder que no pueden juzgarse con los habituales parámetros de corrección política

correcta–argumenta Enric Palau –, y nosotros reflejamos una escena ya sus creador es sin realizar juicios ”. Así como los rape ros afroameric­anos se llaman entre sí nigga –un término que es racista siempre que lo use alguien ajeno al círculo–,dentro del trapes pañol muchas de las propias chicas suelen referirse así mismas como“putas ”. Es una forma de reclamar el lenguaje y despojar lo de connotacio­nes negativas impuestas desde arriba. Puede resultar sorprenden­te, pero lo cierto es que eltrap presenta una asombrosa variedad discursiva que no se aprecia en muchos otros estilos más acepta dos, con una abundante presencia de mujeres( o chicas) empod eradas y henchidas de orgullo de clase que viven su sexualidad no como una forma de sometimien­to, sino como una arma para reafirmar suposición. Así, pueden encontrars­e artistas como C han el, LaZowi,Som adamantina oBadGy al que compatibil­izan sus aspiracion­es de lujo con una reivindica­ción del estilor axe ta–adaptación del término a merica noratc he tus a dopara referirse alas mujeres del gueto que puede asimilarse al

choni español–creado con ropa del Bersh ka y el Mercado n ay que cuandop erre an, ya sea frente ala cámara o en los alrededore­s de unos genitales masculinos, cabe interpreta­r lo como su forma de desafiar el paternal ismo de una sociedad con descendien­te y de adoptar un rol activo en las relaciones de género dentro de su círculo. R.P.

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