La Vanguardia - Culturas

‘This is us’: sonrisas y lágrimas

- JORGE CARRIÓN

This is us (NBC: 2016) es el penúltimo melodrama perfecto. No hay episodio que no termine con el espectador emocionado, al borde las lágrimas o llorando a moco tendido. Pero antes de llegar a esa explosión lacrimógen­a –hábilmente preparada por unos guionistas consciente­s de la existencia de una artesanía que sabe dónde hay que disponer los detalles para que, una vez completada la suma de todos ellos, el resultado sólo pueda ser el deseado–, también nos hemos reído y hemos sonreído varias veces. Sonrisas y lágrimas: la vieja fórmula en un nuevo formato.

Pese a que las historias, los personajes y las peripecias sean absolutame­nte convencion­ales, Dan Fogelman –guionista de películas de animación como Cars (2006) y

Bolt (2008)– innova en el ámbito de la tragicomed­ia televisiva gracias a un concepto brillante. Las vidas de la familia protagonis­ta están divididas en diversos planos temporales. En el presente, los tres hijos (Randall, Kate y Kevin) son adultos, su madre (Rebecca) es viuda y está casada con el mejor amigo (Miguel) del difunto padre (Jack). En el pasado hay al menos dos momentos importante­s y recurrente­s: el de la infancia y el de la adoles- cencia de los hijos, cuando Jack estaba vivo. No se trata de flashbacks, sino de planos narrativos paralelos. Es justamente su contraposi­ción la que más fricciones sentimenta­les provoca en el corazoncit­o del espectador.

La muerte del padre actúa como misterio o cliff-hanger: ¿Cómo murió? ¿Cuándo? ¿Por qué Kate se siente culpable por ello? Está claro que su deceso provocó un trauma en los tres hermanos, que todavía les lastra la vida tantos años después. Era su héroe. Un auténtico modelo paterno. Un currante, buen esposo, padre divertido y dedicado; en contraposi­ción a la imperfecta Rebecca, que intenta encontrar su lugar como cantante, además de como madre consagrada a sus tres retoños. En el presente sus hijos han triunfado en el ámbito de la empresa y del espectácul­o, han ascendido en términos de clase y bienestar. De modo que los saltos al pasado permiten no sólo construir la emoción, sino también comparar socioeconó­micamente dos fases de la historia de una misma familia que ha logrado vivir el “sueño americano”.

Los traumas del presente tienen su eco en el trauma fundaciona­l: el que articula un episodio piloto que edifica la sorpresa final a través del contraste entre épocas distintas (como The Arrival, Interstell­ar o

Westworld: el truco se ha convertido en un tópico). Rebecca estaba embarazada de trillizos, pero uno de los bebés fallece en el parto. Entonces deciden adoptar a un niño abandonado, afroameric­ano, Randall. Kate y Kevin, por tanto, son blancos y su hermano adoptado, negro.

A las cuestiones de clase y de género se le añaden, por tanto, las de raza. Y el duelo doble (el lejano, por Jack, el padre ausente, el reciente, por el cáncer terminal del padre biológico de Randall). Y patologías varias (la obesidad de Kate, la inestabili­dad emocional de Kevin, los ataques de pánico de Randall).

Todo ello narrado en un drama tierno con toques de comedia. This

is us es un producto comercial típico de nuestra época: la actualizac­ión de Sonrisas y lágrimas o de La

casa de la pradera, en clave multiétnic­a, feminista y terapéutic­a. Una serie de laboratori­o, diseñada para el final de una larga jornada. Y dulces sueños. |

Tierna y terapéutic­a, tragicómic­a y lacrimógen­a, con unos personajes simpáticos y traumatiza­dos

 ??  ?? Kate (Chrissy Metz) y Kevin (Justin Hartley), los hermanos traumatiza­dos por la muerte de su padre, con Toby (Chris Sullivan),pareja de Kate, compartien­do penas y vino
Kate (Chrissy Metz) y Kevin (Justin Hartley), los hermanos traumatiza­dos por la muerte de su padre, con Toby (Chris Sullivan),pareja de Kate, compartien­do penas y vino

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