‘This is us’: sonrisas y lágrimas
This is us (NBC: 2016) es el penúltimo melodrama perfecto. No hay episodio que no termine con el espectador emocionado, al borde las lágrimas o llorando a moco tendido. Pero antes de llegar a esa explosión lacrimógena –hábilmente preparada por unos guionistas conscientes de la existencia de una artesanía que sabe dónde hay que disponer los detalles para que, una vez completada la suma de todos ellos, el resultado sólo pueda ser el deseado–, también nos hemos reído y hemos sonreído varias veces. Sonrisas y lágrimas: la vieja fórmula en un nuevo formato.
Pese a que las historias, los personajes y las peripecias sean absolutamente convencionales, Dan Fogelman –guionista de películas de animación como Cars (2006) y
Bolt (2008)– innova en el ámbito de la tragicomedia televisiva gracias a un concepto brillante. Las vidas de la familia protagonista están divididas en diversos planos temporales. En el presente, los tres hijos (Randall, Kate y Kevin) son adultos, su madre (Rebecca) es viuda y está casada con el mejor amigo (Miguel) del difunto padre (Jack). En el pasado hay al menos dos momentos importantes y recurrentes: el de la infancia y el de la adoles- cencia de los hijos, cuando Jack estaba vivo. No se trata de flashbacks, sino de planos narrativos paralelos. Es justamente su contraposición la que más fricciones sentimentales provoca en el corazoncito del espectador.
La muerte del padre actúa como misterio o cliff-hanger: ¿Cómo murió? ¿Cuándo? ¿Por qué Kate se siente culpable por ello? Está claro que su deceso provocó un trauma en los tres hermanos, que todavía les lastra la vida tantos años después. Era su héroe. Un auténtico modelo paterno. Un currante, buen esposo, padre divertido y dedicado; en contraposición a la imperfecta Rebecca, que intenta encontrar su lugar como cantante, además de como madre consagrada a sus tres retoños. En el presente sus hijos han triunfado en el ámbito de la empresa y del espectáculo, han ascendido en términos de clase y bienestar. De modo que los saltos al pasado permiten no sólo construir la emoción, sino también comparar socioeconómicamente dos fases de la historia de una misma familia que ha logrado vivir el “sueño americano”.
Los traumas del presente tienen su eco en el trauma fundacional: el que articula un episodio piloto que edifica la sorpresa final a través del contraste entre épocas distintas (como The Arrival, Interstellar o
Westworld: el truco se ha convertido en un tópico). Rebecca estaba embarazada de trillizos, pero uno de los bebés fallece en el parto. Entonces deciden adoptar a un niño abandonado, afroamericano, Randall. Kate y Kevin, por tanto, son blancos y su hermano adoptado, negro.
A las cuestiones de clase y de género se le añaden, por tanto, las de raza. Y el duelo doble (el lejano, por Jack, el padre ausente, el reciente, por el cáncer terminal del padre biológico de Randall). Y patologías varias (la obesidad de Kate, la inestabilidad emocional de Kevin, los ataques de pánico de Randall).
Todo ello narrado en un drama tierno con toques de comedia. This
is us es un producto comercial típico de nuestra época: la actualización de Sonrisas y lágrimas o de La
casa de la pradera, en clave multiétnica, feminista y terapéutica. Una serie de laboratorio, diseñada para el final de una larga jornada. Y dulces sueños. |
Tierna y terapéutica, tragicómica y lacrimógena, con unos personajes simpáticos y traumatizados