Otras profundidades
Jacques Cousteau siempre tuvo la sensación de estar explorando un territorio infinito mientras cartografiaba mares y océanos. Por supuesto, fue uno de los pioneros en filmar el fondo marino, con fines, en principio, megalómanos y acaso imperialistas pero muy pronto también científicos y conservacionistas. Aunque no sabemos mucho sobre sus gustos cinematográficos pese a ser muy cinéfilo, seguramente conocía los maravillosos cortometrajes científicos de Jean Painlevé, que durante décadas filmó todo tipo de animales, muchas veces marinos (como los pulpos y los caballitos de mar de algunas de sus obras maestras). Ninguno de los dos, vaya por delante, se conformaba con lo que les ofrecían los océanos y cada uno les superponía algo más, Cousteau una poesía Los documentales de Cousteau sobre las primeras bases habitables que él mismo fundó en las profundidades marinas tuvieron una profunda influencia en la estética de (Terence Young, 1965), una de las películas más emblemáticas de la serie Bond. Se trataba de una especie de universo paralelo a nuestro alcance, que en manos de Cousteau tenía fines científicos y en manos del cine comercial convirtió el mar en un territorio sin ley, ideal para que desde él las mentes más diabólicas tramasen los planes más rocambolescos, rodeados por deliciosos toques pop muy de la época, tanto en películas de aventuras como de ciencia ficción, entre otras la serie y
(Richard Fleischer, 1966).
Sin embargo, Cousteau no fue únicamente una franquicia estética, fue ante todo un nuevo paradigma visual, una
Wes Anderson, 2004) es más una sesión de psicoanálisis de imágenes que un retrato de Jacques Cousteau, pese a que el personaje interpretado por Bill Murray está obviamente inspirado en él. Siempre he creído que, en realidad, ésta descomunal película trata sobre la formación de Wes Anderson como espectador, instalado primero en el
para surcar con él los mares y llegar al último confín del mundo, y más tarde en el interior de un batiscafo para investigar las profundidades marinas, siguiendo un camino muy parecido al de Víctor Erice invocadora y Painlevé efectos surrealistas.
Supongo que ambos entendían el cine como un instrumento exploratorio, no tanto como un teatro visual donde podían escenificar historias. Eso los coloca más cerca del cine experimental que del con la actitud de un niño en busca de lo maravilloso. nueva forma de ver el mundo, mezclando al mismo tiempo las ruinas de su pasado (a través de los numerosos barcos hundidos que encontró a lo largo de su vida) y el enorme potencial que ofrecía el océano de cara al futuro.
Esa colisión explica la fascinación de James Cameron con el pasado, su obsesiva búsqueda de los restos del
establece un paralelismo entre Cousteau y el capitán Nemo de las novelas de Jules Verne; yo establecería un paralelismo entre Painlevé y los inventos patafísicos de Rube Goldberg para las tiras cómicas sobre el profesor Lucifer Gorgonzola Butts, tan parecidos a los inventos del profesor Franz de Copenhague en TBO. y el haber dramatizado su hundimiento en una de las películas de más éxito de la historia del cine; explica, asimismo, los escenarios marinos de (1989), donde los seres humanos entran en contacto con formas de vida extraterrestres, y explica el clima acuático de (2008), para proponer con él el futuro del cine. cuando en
(1972) y (2006) exploraba el efecto del cine en un espectador que acude a él por primera vez, viendo cómo a partir de entonces ya nada vuelve a ser lo mismo.