Lecciones de futuro
En los últimos años Jacques Attali está desplegando una interesante filosofía del empoderamiento. Este economista, que fue asesor de Mitterrand y pensador influyente sobre la política francesa y europea, parece combinar un cierto desengaño respecto a instituciones e ideologías y un individualismo crítico que entronca con la mejor tradición ilustrada. En su penúltimo libro, Convertirse en uno mismo, interpelaba a los lectores a tomar las riendas de la propia existencia, “librándose de cualquier clase de conformismos, morales y determinismos”. “Ha llegado la hora –indicaba– de que cada uno se haga cargo de su vida. No se conforme con pedir una prestación o una ayuda del estado: libérese de la rutina, de los hábitos, del destino ya marcado”. Deje de esperar nada de nadie y así “influirá positivamente en otras personas”. En su nuevo título ¿Es posible prever el
futuro? (publicado, como el anterior, por Libros de Vanguardia, y del que brindamos hoy un adelanto), Attali invita a completar esa potenciación aprendiendo a anticipar los acontecimientos venideros “no para someterse a ellos sino para decidir el curso de la propia vida. Para estar en la vanguardia”. Él, cuenta, lo ha hecho siempre como analista social, y con éxito. Le viene de familia: su padre, un comerciante judío argelino, previó que la independencia del país podría ser negativa para sus intereses y al inicio de la guerra movió a toda la familia a París, donde pudieron establecerse en un entorno tranquilo antes del gran éxodo que tendría lugar algunos años más tarde...
Attali repasa los sistemas antiguos para
predecir el futuro, y los modernos para preverlo. También brinda su propio método: previsión retrospectiva (cuáles son mis valores); vital (salud); medioambiental (como evolucionará mi entorno); afectiva (qué relaciones mantendré y cuales evitaré) y finalmente la proyectiva (que enlaza con su filosofía de “convertirse en uno mismo”). Por el camino recuerda a Casandra, la hija del rey de Troya con el discutible don de la profecía negativa. A menudo, las sociedades evitan a sus Casandras, porque no quieren escuchar malos vaticinios.
Escribo esta columna el lunes 25 de septiembre y confío en que a partir del lunes 2 de octubre se abran propuestas de construcción de futuro a partir del diálogo, la tolerancia y el respeto, y también del sentido crítico y la valoración del individuo sobre el grupo que propone en su libro Jacques Attali.