Henry James y los artistas
Los pintores y escultores que inspiraron sus páginas
El gran escritor Henry James (Nueva York, 1843; Londres, 1916) amaba la pintura y trató a numerosos pintores, sobre quienes escribió y de quienes utilizó detalles biográficos para enriquecer sus novelas. Junto a ellos, en sus obras de ficción y no ficción aparecen coleccionistas, diletantes, mecenas y galeristas, a través de los cuales puede trazarse un panorama estético de su tiempo. Hombre reservado y más bien distante, James solo concedió cuatro entrevistas a lo largo de su carrera; sin embargo, no tuvo inconveniente en posar a menudo para pintores y fotógrafos. Henry James and American painting es la primera exposición que plasma la relación entre el novelista y los artistas con quien se relacionó, a través de pinturas, esculturas, fotos y textos originales. Cuenta con dos comisarios: Dexlan Kiely, conservador de la Morgan Library, y el novelista irlandés Colm Tóibín, autor de una novela imprescindible sobre James (The
master, Edhasa) y también viejo frecuentador de Barcelona.
La afinidad de James con el mundo del arte empieza por sus títulos, que en tres ocasiones utilizaron la palabra retrato: Retrato de
una dama (que muchos lectores, tienen como novela favorita entre su amplia producción, 1881); Retratos de lugares (1883) y Retratos parciales (1888). No por casualidad en distintos textos demostró su interés por la técnica retratística de Van Eyck, Reynolds o Copley.
El primer pintor que le hizo posar, en 1862, fue John La Farge, quien tras una estancia en Francia se había instalado en Rhode Island cuando James aún era adolescente. Ambos mantuvieron una larga relación personal y epistolar que
Henrik Christian Andersen, el joven escultor protegido por el escritor, no llegó a triunfar