Alquimista del pasado
La persona que observa un lienzo de grandes dimensiones de Michael Joo (Ithaca, Nueva York, 1966) de los expuestos en la Galería Carles Taché percibe una imagen desconcertante. Se encuentra ante un espejo en el que más que reflejar una imagen, hace emerger, a la vez, un conjunto enorme de ellas que se han ido acumulando a lo largo de los siglos. Utiliza una simple aplicación de física y química, pero con mucho de alquimia. Precisamente, el título de la muestra, Suposiciones uniformes (y otros fantasmas), hace referencia, en palabras del propio artista “al lugar inestable donde se podría decir que la ciencia y la religión se encuentran”.
La crítica y estudiosos han reconocido la capacidad de su trabajo para revelar o traer a la superficie mensajes atávicos. La revelación se produce cuando el pasado y el pre- sente se encuentran: “Existen diferentes ideas del tiempo, uno global, otro que percibimos desde el punto de vista tecnológico, otro que es el geológico... Creemos que sólo tenemos el presente, pero eso tiene que cambiar, nosotros hemos construi- do nuestro entorno y hemos de ser conscientes”. El simple hecho de caminar ya nos conecta con nuestro pasado: “Aunque no lo pensemos, bajo nuestros pies, hay yacimientos de fósiles y materias que han estado millones de años, y eso forma parte de nosotros, de nuestra identidad”. La percepción y la identidad son algunos de los conceptos alrededor de los que se articula su trabajo.
Para desarrollar el proyecto que ahora muestra la galería Carles Taché, Joo se estableció en Barcelona durante el pasado verano. Los lienzos y las esculturas expuestos quieren mostrar los rasgos que definen la tierra donde se han realizado. El también galerista Charlie Taché ha sugerido que son algo así como sudarios, una idea que entusiasma al artista. Michael Joo concibe el proceso de creación como parte esencial de la obra, como si se tratara de una performance. Ha escogido edificios a punto de derrumbarse en Barcelona y en Las Planas de Sant Cugat, casas ocupadas y otras habitadas para imprimir su identidad: instaló las telas impregnadas de una tela invisible y durante un tiempo, nunca menos de veinticuatro horas; sobre ellas pasaba la vida habitual de esos espacios, incluyendo el rastro de algún caracol, la humedad o los pies y las manos del propio artista. Después, en el estudio, la tela se somete a un complejo proceso químico con nitrato de plata, que aprendió en Venecia y que guarda muchas similitudes con el proceso fotográfico.
Las esculturas están realizadas con piezas de mármol de Sarral (Tarragona). A partir de los fragmentos que encontró, ha creado obras de diferentes medidas, con una superficie sobre la que ha extendido su particular procedimiento alquímico: “Me interesan mucho el paisaje y la geología local, y son útiles para hablar del tiempo. El mármol es un material muy habitual en la escultura a lo largo de los siglos, y tardó millones de años en formarse, y el proceso con plata es muy rápido. De esa combinación surge la imagen. Una paradoja que habla de mis contradicciones”.
Las piezas más pequeñas actúan como una reproducción a escala del paisaje, y sobre la superficie más lisa, el curioso espejo que nos introduce dentro de él, a través de las montañas.
Michael Joo Suposiciones uniformes (y otros fantasmas) GALERÍA CARLES TACHÉ. BARCELONA. WWW.CARLESTACHE.COM.HASTA ENERO
“Bajo nuestros pies, hay fósiles y materiales que han estado millones de años, y eso forma parte de nosotros”, afirma