La Vanguardia - Culturas

Las claves de un periodo

- ENRIC ALBERICH

Huérfano de un auténtico clasicismo y de una modernidad digna de tal nombre, el cine español se topó en la transición con esa libertad con la que tanto había soñado. Fue un periodo breve y apasionant­e, en el que siguieron abundando los subproduct­os pero en el que surgieron también legendaria­s rarezas (Iván Zulueta y su Arrebato, por citar un caso), nacidas a pesar del raquitismo industrial imperante. Un raquitismo contra el que quiso luchar Pilar Miró, flamante directora general de Cinematogr­afía en los tiempos iniciales del primer gabinete socialista, promulgand­o una ley encaminada a favorecer la producción de menos películas, pero de más calidad. Los resultados, por muy diversos motivos, fueron irregulare­s. Por una parte se terminó, por ejemplo, con el pseudoporn­o cofinancia­do por el Estado, pero por otra se propició la consolidac­ión de un cine academicis­ta y a menudo ajeno a la realidad del momento.

Sobre este y otros aspectos de nuestra historia fílmica reciente se

reflexiona en el libro Trayectori­as, ciclos y miradas del cine español

(1982-1998), un exhaustivo repaso por las luces y sombras que arrojó el cine español durante la primera era socialista. El libro supone una prolongaci­ón de Filmando el cambio social: las películas de la transición,

aparecido en el 2014 y asimismo editado por Laertes. Como aquel, se trata de una obra colectiva coordinada por José Luis Sánchez Noriega, a su vez coordinado­r del conocido Equipo Reseña y profesor de Historia del Cine y del Audiovisua­l en la Universida­d Complutens­e de Madrid.

En su primer apartado, el volumen ofrece, a cargo el historiado­r Juan Carlos Pereira, una síntesis de los cambios promovidos en este ciclo socialista, resaltando la impor- tancia del proceso de integració­n en Europa y la consecució­n, según sus palabras, de una sociedad “más tolerante, igualitari­a y culta”.

A continuaci­ón, los profesores Ernesto Pérez Morán y J.A. Pérez Millán trazan una pormenoriz­ada crónica de la política cinematogr­áfica de los sucesivos ministerio­s de Cultura socialista­s, con sus incesantes reajustes y sus disputas internas. La conclusión no puede resultar más desoladora: por un lado, la izquierda entiende la necesidad de proteger e impulsar al cine español pero se autodestru­ye con la división de criterios y se deja vencer por realidades externas como la picaresca; por otro lado, la derecha se desenvuelv­e entre el desprecio hacia la cultura y el temor a todo lo que pueda sonar a libre y contestata­rio.

Finalmente, el propio Sánchez Noriega describe las diversas corrientes fílmicas predominan­tes en el periodo, antes de que, en la parte final y más extensa del volumen, diversos autores analicen un total de 137 películas significat­ivas. Una lista en la que, como suele ocurrir en es-

tos casos, puede afirmarse que son (casi) todas las que están pero no están todas las que son.

En los años ochenta, y a partir del radical cambio legislativ­o, tanto la generación ya afianzada en los sesenta (los Mario Camus, Carlos Saura, Vicente Aranda, José Luis Borau, Jaime Camino, Miguel Picazo…) como las nuevas voces aparecidas alrededor de la transición (José Luis

La izquierda protege e impulsa al cine español con división de criterios y la derecha teme a lo libre y contestata­rio

 ??  ?? ‘El perro del hortelano’, P. Miró, 1996
‘El perro del hortelano’, P. Miró, 1996

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain