Envidia cochina
Hace unos años, en una encuesta sobre la influencia del doctor Joaquim Molas en la filología y la crítica catalanas, Xavier Pla tuvo una respuesta acertadísima. Es evidente que Molas tuvounpapelmuyimportante–venía a decir–. Pero las cosas han cambiado y de qué manera. Puedes ir a formarte a cualquier universidad de Europa (Pla se doctoró en París). Yo añadiría
que puedes investigar al margen de la universidad.
Lo digo porque una parte de los debates que plantean las
de Salvador Oliva (Banyoles, 1942) siguen la inercia de aquellos años en los que el doctor Molas y sus discípulos controlaban la universidad y Edicions 62, y pocos se atrevían a contradecirles. Pero la Universitat Pompeu Fabra y los estudios de Literatura Comparada, por los que han pasado algunos de los mejores escritores del momento, arrancaron en 1990. Un carneriano y ferrateriano convicto, Jordi Cornudella, ha sido el referente filológico del Grup 62 durante más de una década. Jaume Coll ha estado librando entregas de su monumental “Som al país del veto. És el que fem més bé. / Veto i enveja són els esports més de moda. / A la universitat –mal m’està el dir-ho, ho sé/ d’experiència– hi he llucat més d’una poda. / I us asseguro que som molts que n’estem tips i cuits / quan veiem que els que veten per dintre són tan buits”.