El coraje de Leone Ginzburg
Rob Riemen dedica el último capítulo de
al intelectual italiano Leone Ginzburg, que, tras ser torturado en la prisión estatal de Roma en febrero de 1944, es asesinado por sus verdugos fascistas. Este personaje ejemplifica, para el ensayista holandés, el compromiso de los valores universales ante el horror del dogmatismo.
Leone Ginzburg se cría en Italia siendo hijo de una familia judía rusa. Extraordinariamente dotado para los idiomas, traduce , de Tolstói, con tan solo dieciocho años. También a él le cambiará la vida la lectura de un libro, las memorias
de Aleksandr Herzen. A partir de ese momento toma como modelo y maestro a su compatriota. Abandona sus estudios de derecho, funda una editorial, escribe ensayos, y se convierte en el jefe de redacción de la revista
Se sabe (como Riemen) correa de transmisión de un patrimonio que hay que comprender y compartir. Pero Mussolini llega al poder. Y el humanismo, sin libertad, nunca es posible.
El intelectual italiano será detenido en 1943, cuando los nazis invaden Italia. Ha intentado ayudar a la resistencia con un periódico clandestino. Las últimas palabras que llegan de él, ya encarcelado, son las que envía a su mujer y madre de sus tres hijos, Natalia. Le cuenta en la última carta su angustia, pero también la preocupación por lo que le pasará a la sociedad que ha de venir. Termina su misiva con un “Sé valiente” que, para Riemen, conecta directamente con la valentía socrática, “el coraje de ser sabio, de distinguir siempre el bien del mal, de mantenerse fiel a la búsqueda de la verdad”.
Natalia Ginzburg, que mantendrá una gran amistad con intelectuales como Cesare Pavese o Carlo Levi, será quien, una vez muerto su marido, se convierta en testigo de esa cultura humanista que el autoritarismo siempre intenta borrar del mapa. Publica ensayos, novelas y teatro. En 1961 aparece
llevada al cine después por el español Salvador García Ruiz. En 1983 será elegida diputada del Parlamento por el Partido Comunista Italiano. De alguna manera sigue el legado de Leone, le da forma propia, y lo actualiza.
“La sabiduría no es sólo saber, la sabiduría es esa cualidad que combina el conocimiento del bien con hacer el bien. Pero para hacer lo correcto necesitamos valor. Cuando sabes lo que es bueno, pero no tienes el coraje de actuar en consecuencia, vivirás como ‘un hombre muerto que camina’”, nos dice Riemen.
“Quería escribir la historia de la vida del antifascista italiano Leone Ginzburg porque este hombre no solo ejemplifica el verdadero significado de la cultura, también entiende que no hay sabiduría sin coraje”, insiste el autor de
Rob Riemen encuentra en el posicionamiento ético de Leone Ginzburg una obstinación necesaria ante el conformismo. “Hemos sido entrenados para aceptar el mundo tal como lo hemos encontrado, pero necesitamos ser valientes para vivir nuestra propia vida”, concluye el ensayista holandés.