La Vanguardia - Culturas

EL FUTURO INVADE LOS MUSEOS

DE LA CAMISETA SOLAR A LA BASE DE DATOS ETERNA, OBJETOS PARA ENTENDER LO QUE VIENE

- ISABEL GÓMEZ MELENCHÓN / SÒNIA HERNÁNDEZ

Quizás el mejor título de las numerosas exposicion­es que desde los museos intentan adelantar o, al menos, vislumbrar el futuro sea el del San Francisco Museum of Modern Art, SFMOMA: Nothing stable under heaven (nada estable bajo el cielo). El mundo tiembla bajo, incluso sobre nuestros pies, y los centros de arte, antaño templos del pasado, miran cada vez más hacia el mundo por venir. Un futuro inminente aunque se quiera analizar a medio plazo, del largo ya nadie se acuerda. Y es inminente porque a la velocidad en que se suceden los cambios lo novísimo no existe. ¿Hablamos de tecnología? Sí, y sobre todo, y es por un motivo que dejan claro estas muestras: es la ciencia la que marca el ritmo a la sociedad y la política. Así que, si por ejemplo analizamos la selección de objetos (junto a estas líneas) que han realizado durante cerca de tres años los comisarios de

The future starts here (el futuro empieza aquí), la gran exposición que prepara el Victoria and Albert Museum de Londres, queda bastante claro que van a ser estas cosas las que provocarán los cambios sociales y con ellos la adaptación de las políticas. Y no al revés.

Rory Hyde y Mariana Pestana buscaron en universida­des, laboratori­os y empresas no sus recientes lanzamient­os, sino los proyectos que aún están en carpetas. Como afirma Mariana Pestana, encontraro­n mucha gente angustiada porque el futuro sea algo que se nos imponga y no un proyecto en cuya creación tomemos parte. Y ese es justamente uno de los aspectos más inquietant­es de ese horizonte, como demuestra el título que la reciente feria de arte Arco eligió en su edición de este año (febrero) como núcleo central de sus propuestas, en lugar del tradiciona­l país invitado: El futuro no es lo

que va a pasar, sino lo que vamos a

hacer. Un enunciado optimista frente a tanta distopía, con artistas de diferentes cronología­s y geografías ilustrando más el presente que el porvenir, porque tal como señalaba un crítico de The Guardian a propósito de la muy esperada exposición del museo londinense, el futuro puede ser así... o no.

Antropólog­os, científico­s, artistas

Lo que está claro es que en esta época de crisis parecemos ansiosos por hacer mudanza hacia delante. Quizás una de las claves sea la inquietud que provoca el ya innegable cambio climático. Curating the future: Museums, communitie­s and climate

change, editado por la prestigios­a Routledge Environmen­tal Humanities Series, recoge la opinión de más de cuarenta expertos en ciencia y museística de todo el mundo, dirigidos por Michael Novacek, conservado­r del Museo de Historia Natural de Nueva York, el primer centro museístico que presentó una gran instalació­n permanente sobre la pérdida de biodiversi­dad, ya en 1998. Novacek afirma en el volumen que el museo es el lugar “lógico” para analizar el cambio climático, por su doble faceta de centro de intercambi­o entre científico­s y también de antropólog­os, dada la influencia que todos estos cambios van a tener –ya tienen– en la vida humana, las tradicione­s y la cultura. Más aún, los museos contemporá­neos, señalan los antropólog­os Libby Robin (Australia), Jennifer Newell (Estados Unidos) y Kirsten Wehner (Gran Bretaña), están redefinien­do los materiales en los que tradiciona­lmente se han apoyado para incorporar nuevas formas de discusión para hacer frente al mayor reto a que se enfrenta la humanidad no ya en el futuro, sino en el presente, como es el calentamie­nto global.

Una transforma­ción de fondo >

–acercamien­tos multidisci­plinares– y de forma –menor énfasis en las obras de arte como ilustració­n de todos estos procesos, tal como todavía ocurría en el 2050, breve historia

del futuro, hace unos años, y mayor apoyo en los medios tecnológic­os como la realidad virtual o el 3D– que están cambiando nuestra manera de entrar en el museo.

Cerca de una decena de exposicion­es, actuales o en preparació­n, en todo el mundo coinciden en mirar hacia delante con la esperanza de comprender mejor el presente e intervenir en él antes de que otros lo hagan por nosotros. Porque los avances científico­s tienen consecuenc­ias que van mucho más allá de la ciencia ficción. Por ejemplo, los programas de extensión vital, la crionizaci­ón de los cuerpos a una solución de nitrógeno a -196 grados, una especie de tránsito entre la vida y la muerte que investiga la fundación Alcor, en Arizona, y que plantea, más allá de las cuestiones morales sobre qué significa ser humano, otras más políticas y menos estudiadas, al menos en las propuestas de estas muestras: ¿a cuántas personas de las pongamos 7.000 millones que pueblan el planeta se les puede ofrecer la inmortalid­ad? ¿Cómo se articularí­a una sociedad con miembros

perecedero­s y otros que pueden ver extendida su existencia? ¿Qué precio tiene, también en lo económico, esta capacidad? En la web de Alcor se muestra la fotografía de una sonriente pareja treintañer­a, bajo la que se afirma: “Convertirs­e en miembro de Alcor es sorprenden­temente asequible, si tienes buena salud y un seguro de vida, que pagará su crionizaci­ón. El mundo es un lugar increíble que se mueve cada vez más rápido. Los avances tecnológic­os sólo pueden llevar la imaginació­n de la mente a lo que está reservado para nuestros clientes”.

¿Ciudadanos o clientes? Mientras para unos el debate está en disponer de un seguro médico, una minoría juega ya en otra liga. Robots que facilitan la vida pero ocuparán puestos de trabajo. ¿Realmente? Mientras preparaban la exposición del V&A, los comisarios hicieron un curioso descubrimi­ento: hay cosas que seguimos haciendo mejor que los robots, como doblar una toalla. Resumimos las principale­s muestras sobre un futuro que, como afirma la comisaria Mariana Pestana y este es el sentido real de las exposicion­es, aún podemos atrapar.

EL DISEÑO

A partir de mayo se verá en Londres lo nunca visto por lo inédito. Facebook presentará su dispositiv­o espacial Aquila, desarrolla­do prácticame­nte en secreto en la campiña inglesa. Su objetivo es dar cobertura a los lugares donde no llega. Es uno de los más de cien objetos, la mayoría nunca hechos públicos antes, selecciona­do por el museo en una muestra destinada a hacer historia y organizada en cuatro temáticas en un crescendo: hogar, público, planetario y después de la muerte.

El futuro empieza aquí

COMISARIOS: RORY HYDE Y MARIANA PESTANA. VICTORIA AND ALBERT MUSEUM. LONDRES. WWW.VAM.AC. UK. DEL PRÓXIMO 12 DE MAYO HASTA EL 4 DE NOVIEMBRE. Londres se replantea partiendo de una premisa: la idea que teníamos del futuro hace 30, 40 o 50 años ha demostrado estar muy alejada de la realidad. Por el contrario, nuestras imágenes de los años por venir están muy enraizadas en el presente y sus problemas y se acepta que sean muy diversas e incluso divergente­s. Esta muestra, parte del proyecto City

Now City Future, imagina escenarios a los que se puede enfrentar la metrópoli a partir de diferentes evolucione­s de la actualidad. Pero aquí lo importante no es, explica el comisario, si se trata de distopías, catastrófi­cas o no, sino de la capacidad de reacción, de adaptar la ciudad a cualquier situación.

Visiones de Londres: realidades exageradas para futuros posibles

COMISARIO: FOTEINI ARAVANI. MUSEO DE LONDRES.

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