La Corte de los Milagros
Nacido en Zaragoza en 1960 pero residente en Barcelona, Ignacio Martínez de Pisón fue celebrado como narrador desde su primera novela, La ternura del dragón (1984), pero especialmente a partir de Carreteras secundarias (1996). Progresivamente se va interesando por ahondar en la identidad de personajes conflictivos condicionados por su entorno social y político. Ocurre sobre todo desde Enterrar a los muertos (2005), sobre el asesinato de José Robles Pazos investigado por John Dos Passos, un ensayo que fácilmente podría confundirse, por la tensión del relato, con la ficción. En Dientes de leche (2008) reconstruye la vida de un fascista italiano durante la transición, una época a la que regresa en La buena reputación (2014). Ahora, en Filek, que lleva como subtítulo El estafador que engañó a Franco, nos narra la agitada vida del antiguo capitán de artillería Albert von Filek, nombre que encuentra por primera vez en Franco, Caudillo de España, de Paul Preston. Ser capaz de engañar al astuto dictador es el dato más llamativo, pero en realidad sólo es una de las agitadas aventuras de este estafador que aquí oscila entre lo patético y lo legendario, convirtiéndose en mejor representante de esta Corte de los Milagros que ha sido, desde hace lustros, la historia de nuestro país.
Posiblemente en algún momento determinado Martínez de Pisón podría identificarse con Juan Marsé. Ahora lo identificamos plenamente con Javier Cercas quien, desde Soldados de Salamina, se ha interesado por personajes que son un referente de la España de la II República, del franquismo y de la Transición. La relación más estrecha es con El impostor, donde Cercas narra un caso real, el de Enric Marco, que se hizo pasar por superviviente de los campos de concentración nazis. También Filek cuenta la historia de un impostor y el lector asiste a su desenmascaramien- to. La diferencia está en que el caso de Marco es descubierto muy tarde, mientras que el de Filek es una sucesión de estafas que le llevan una y otra vez a prisión y que tiene mucho de novelesco por más que Martínez de Pisónh ahecho un trabajo de historiador. La investigación es exhaustiva, pero no se puede negar que la historia, con toda su minuciosa fidelidad, se confunde fácilmente con la ficción por todo lo que tiene de descabellada aventura y por encima del exceso de información está la fuerza del relato. Los datos de su biografía, falsificados por su protagonista, exigen la presencia del narrador yes sistemático que junto a la consulta de documentos – incluidos recortes de prensa o un manual de genealogía y de testimonios como, muy especialmente, el de Charles Foltz jr.– aparezcan Cansino Assens, Joseph Roth, Stefan Zweig, Hemingway o Claudio Magris. Uno de los atractivos está en los interrogantes o hipótesis, que dejan la puerta abierta a la imaginación. El libro está plagado de los “puedo imaginármelo”, “no parece descabellado pensar”, “si esto no fuera una investigación histórica sino una novela”, hasta el punto de afirmar: “Ocurre que, por falta de datos, el Filek de esos años es más ficticio que real, de modo que podría tomarme ciertas libertades de novelista”. No es necesario: nosotros seguimos fascinados la apasionada acumulación de pintorescas estafas y de recorridos por prisiones que culminan con el engaño a Franco.
Martínez Pisón podría equipararse aquí con Javier Cercas, que en ‘El impostor’ narra un caso real de fraude