Un romance entre el glamour y el horror
Narrativa El amor entre la hija de una superviviente de Auschwitz y el descendiente de un inventor de misiles nazis deberá sanar el pasado de sus familias
Hay historias familiares que esconden pasados traumáticos, y novelas cuya mayor razón de ser consiste en desentrañarlos. Pensemos en algunas obras de Sándor Márai, de Irène Némirovsky, incluso de Patrick Modiano. Y entre las más recientes, El
amor que te mereces de Daria Bignardi, donde una hija investiga en Ferrara un trastorno agudo de su madre. El último de los nuestros de Adélaïde de Clermont-Tonnerre se movería dentro de estas pautas, con unaparticularidadinicial:susdosjóvenes protagonistas, Werner Zilch y Rebecca Lynch, viven a tope la vida muelle del Manhattan de 1969, y subidos a esa cresta, no tienen en principio deseo alguno de mirar atrás. Ella es una rubia despampanante hija de una de las primeras fortunas de Estados Unidos, y él un exitoso promotor inmobiliario que rompe corazones femeninos apenas sin esforzarse. Aparentemente son dos elegidos del destino, pero tan pronto pasa él por el trámite de ser presentado a los padres de la chica, el pasado les explota en la cara y no tienen más remedio que esclarecerlo y repararlo. Una de las originalidades de la novela de Clermont-Tonnerre se cifra en el tremendo contraste entre las dos tramas que combina: el dinámico Nueva York de finales de los sesenta, lleno de creatividad y aires renovadores como el flower power; y la Alemania en caída libre de finales de la Segunda Guerra Mundial, con sus grandes metrópolis ma-
Clermont-Tonnerre combina el Nueva York de los sesenta y la Alemania destruida por los misiles aliados
chacadas por los bombardeos aliados. Se alternan pues glamur y horror, una época de boom económico y otra apocalíptica, y una generación rampante y otra que agoniza. Cuando las singladuras de Werner Zilch y Rebecca Lynch se cruzan en una trattoria del Soho (y a partir de ahí cuaja entre ellos un apasionado romance), cada uno está entregado al trepidante presente, Rebecca en tanto que artista de la troupe que Andy Warhol ha aglutinado en la Factory, y Werner lucrándose con una empresa constructora que levanta rascacielos incluso en la Quinta Avenida. Sus orígenes sin embargo, sus cimientos psíquicos, la clave de sus vulnerabilidades, se remontan a veinticinco años atrás y a una Europa en llamas, y esos episodios de crudo realismo son los que desde el primer momento el relato interpola, hasta hacerlos encajar en el rompecabezas existencial de los dos protagonistas. No son precisamente nimiedades biográficas con lo que tienen que cargar los dos partners de esta love story: Werner ha venido al mundo en un Dresde arrasado y de una madre expirante,ysobresupadresabráqueintegró el equipo de científicos inventores de los mortíferos misiles V2.
Rebecca por su parte es hija de una judía húngara, Judith Sokolovsky, deportada junto con todos los suyos al campo de Auschwitz-Birkenau y que logró escapar de allí después de haber sufrido un ignominioso internamiento como obrera sexual. La emigración a América y el advenimiento de unos años de prosperidad ha sepultado estos fantasmas familiares, pero el flechazo entre Werner y Rebecca los reaviva con una virulencia insospechada, y para que su relación funcione se ven impelidos a exorcizarlos. La novela plantea pues hasta qué punto a quienes han vivido las atrocidades del siglo XX se les puede pedir que se confronten con ellas, y por otra parte apunta a que sus descendientes tendrán ellos mismos una vida más armónica si, más allá de las solicitaciones del presente, hacen un esfuerzo de memoria histórica y calibran los sacrificios de sus progenitores. Adélaïde de Clermont-Tonnerre El último de los nuestros ROCA EDITORIAL .PREMIO DE NOVELA DE LA ACADEMIA FRANCESA. TRADUCCIÓN: DOLORS GALLART. 380 PÁGINAS. 19,90 EUROS