Crímenes imperfectos para mentes ociosas
La crueldad juvenil, el acoso y abuso de poder en distintos tiempos y lugares. Aquellos chicos agresivos y desorientados en California, en 1979, no tenían móviles ni redes sociales como dagas. La crueldad es antigua, nos recuerda Fred Vargas. También el racismo que describe John Verdon. Por todo esto, una dosis de vertiginosa intriga política internacional es aconsejable. Es posible que el presidente Duncan tenga mucho de Bill Clinton. Al menos puede decirse que el aco- so del que es objeto –y la descripción de los tiburones que intentan destituirlo– no le fue ajeno.
Este presidente, que durante toda la trama y al final –sobre todo– declarará cuál es su democrática, humana idea de gobernar, sabe algo: quien y como sea está a punto de llevar a cabo uno de los ataques más poderosos y demoledores sobre Estados Unidos. Este héroe con un traidor en su círculo íntimo es una nueva y distinta versión de Jack Ryan (de Tom Clancy) con otras señas particulares, otro tiempo que no es la guerra fría y un pasado en Irak.
No me atrevo a aventurar cómo los autores trabajaron en este libro. A Patterson (creador del agente del FBI Alex Cross) muchas cosas que le contaba Clinton de la alta política le parecían alucinantes. Aquí el papel de líderes internacionales y la naturaleza del equipo de gobierno en apuros suenan a cuadro detallado y posible; a fin de cuentas, la fuente de infor-
Bill Clinton / James Patterson. Ficción criminal tejida por los secretos del expresidente de EE.UU. y la retórica del autor de Alex Cross
Fred Vargas. La autora francesa ha recibido este año el premio Princesa de Asturias de las Letras. Importante reconocimiento a una carrera