MALILANDIA
Somalilandia no comparte capítulo con los llamados –Kosovo, Macedonia o Israel, entre otros–, territorios sólo reconocidos por algunos estados. El caso de Somalilandia es único: lleva 27 años funcionando como país sin haber sido reconocido por ningún otro. Con constitución propia, sociedad civil, sistema postal, moneda –el chelín somalilandés–, universidades, policía, Somalilandia es un país pero es, sobre todo, una paradoja: lo único que funciona dentro de un estado fallido –Somalia– es un país que no existe. Fue protectorado británico hasta el 26 de junio de 1960, fecha de la independencia, y se unió a los territorios de la Somalia italiana, libres ya, formando Somalia, un nuevo país con capital en Mogadiscio. Durante los 30 años en que estuvieron unidos, la inestabilidad política, económica y social gobernó el país. El norte, la antigua Somalilandia británica, se sentía esquinada por el sur. El sur, amenazado por el norte. Fue así como en 1987 surgió una oposición armada contra la unidad de Somalia.
En mayo y junio de 1988 la ciudad de Hargeisa fue devastada por los bombardeos del ejército somalí al mando de Mohamed Siad Barre, presidente de la Somalia unificada. Un 90% de Hargeisa quedó destrozada y hoy un monumento en el centro de la ciudad, un avión MiG que participó en los bombardeos, conmemora este suceso a modo de bélico recordatorio. El avión, levantado en una posición desafiante hacia el cielo –“recuerda y celebra 1988”, se lee en la inscripción–, es, en realidad, una carcasa llena de excrementos de pájaros.