SECRETOS BARCELONESES
SERGI DORIA NOVELA LAS HISTORIAS OCULTAS
tecesores? Así, pues, ¿existe ya la “gran novela norteamericana” de este tiempo, la segunda década del siglo XXI? Me temo que tendrá que decidirlo cada lector tras haber respirado a pleno pulmón la confluencia de aires de El Nix, novelón que Hill escribió antes de la llegada de Donald Trump al poder, aunque hay la figura del gobernador Sheldon Parker, déspota y esquizofrénico, que parece anunciarlo. Insisto: el lector tiene la palabra y el deber –¿moral?– de emitirla.
La historia gira en torno a los conflictos de una madre (antigua hippy radical) que atenta contra el gobernador, y su hijo, Samuel Anderson, profesor de universidad adicto a los videojuegos y acosado por una alumna, autor de un libro encargado, pero nunca escrito, que decide defender a su madre en los tribunales. Otros dos puntales del gigantesco relato son los disturbios de Chicago en 1968 y el movimiento Occupy Wall Street que en el 2011 invadió el Zuccotti Park de Nueva York en protesta por las humillantes desigualdades sociales.
Esa es la parte sustancial, pero, como se supone, no lo abarca todo.
El Nix es sin duda una novela de dilatados horizontes, si se quiere con voluntad de diseñar un cosmos, pero sin especial enjundia dramática, aunque es cierto que no carece de progreso narrativo. Sin embargo, no acierto a medir el grado de su auténtica trascendencia. A veces roza la vulgaridad, la sordidez; en otras hace gala de sentido común; alardea de posmodernidad en capítulos dedicados a individuos (como Pwnage) arrastrados por la irrealidad de los videojuegos, y en todo momento aplica a una infinita variedad de recursos expresivos. Pero, ¿dónde situar El Nix en la inmensa perspectiva de la ficción norteamericana? ¿Cuál es su legítimo lugar? ¿Forma parte de la tradición que se inicia en Theodore Dreiser o Nathaniel Hawthorne y pasa por DeLillo y Jonathan Franzen? Tal vez. |
El gobernador Sheldon Parker, déspota y esquizofrénico, parece anunciar la llegada de Trump a la presidencia