La vida y la muerte de Jean Seberg

Hay historias del mundo de la cultura tan intensas y singulares que han sido recreadas en formatos muy distintos. Cada semana proponemos una de ellas a recuperar en este verano 2018.

En septiembre de 1979, el cuerpo de Jean Seberg apareció, con una sobredosis de alcohol y barbitúricos, en el asiento trasero de su coche en una calle de París. Cada 25 de agosto, la fecha del fallecimiento de su hija, la actriz intentaba suicidarse y finalmente lo consiguió a los 40 años. La historia de Hollywood está llena de rubias trágicas, pero ninguna como la protagonista de Juana de Arco. El podcast. You must remember this, el fantástico podcast que dirige Karina Longworth, dedicó su penúltima temporada a los paralelismos en las vidas de Jean Seberg y Jane Fonda. Ambas conocieron la fama pronto, se radicalizaron políticamente entre los 20 y los 30, y sufrieron las consecuencias de hacerlo; pasaron por trastornos mentales (psicosis y depresión en el caso de Jean, bulimia en el de Jane) y echaron raíces en Francia. Seberg rodó allí su segunda película, Buenos

días tristeza, a las órdenes de su descubridor, el tiránico Otto Preminger, y en el rodaje conoció al que sería su primer marido, François Moreil. Poco después le cayó su mejor papel, el de Patricia en Al final de la escapada de Godard. El rol sellaría su imagen de americana en París y le dio trabajo en los escalones menos lucidos de la nouvelle vague. Aun así, no consiguió que se la tomaran en serio como actriz hasta que protagonizó Lilith de nuevo en los Estados Unidos, en 1965.

Los libros. Seberg se casó por segunda vez con el aviador, novelista y diplomático Romain Gary, el único autor que ha ganado el Goncourt dos veces, la segunda con una identidad falsa. En su novela Próxima estación: final de

trayecto (Demipage), Gary se transmutó en un editor crepuscular enamorado de una chica de 20 años (los que tenía Seberg cuando la conoció) y que sufre por su impotencia sexual. Gary se suicidó un año más tarde de que lo hiciera su exmujer disparándose en la boca. Otro autor, el mexicano Carlos Fuentes, también vivió un romance, de apenas dos meses, con la actriz y lo