El viajero del tiempo
Narrativa La segunda novela de Antonio Tabucchi, recuperada por Anagrama, cuenta la historia de distintas generaciones italianas en el siglo XX Argia dio a luz a seis hijos, Sesto fue uno de los supervivientes y su naturaleza acuática le llevará a lejanos
Antonio Tabucchi es un escritor de dos patrias, tanto en la vida como en la literatura. Nacido en Pisa en 1943, la Toscana es en sus primeros libros el escenario dominante. Pronto se siente fascinado por Portugal. Escribe una tesis doctoral sobre el surrealismo portugués, se convierte en uno de los mejores críticos y traductores de Pessoa y, en el 2004, adquiere la ciudadanía portuguesa, para morir en Lisboa en el 2012. Su fama internacional le llega con la “portuguesa” Sostiene Pereira (1994), en torno a la toma de conciencia política y con un personaje de una profunda humanidad que con tanto acierto interpretó Marcello Mastroianni en la película del mismo título dirigida por Roberto Faenza. Y gracias a Sostiene Pereira podemos regresar a novelas y libros de relatos anteriores que nacieron ya como clásicos,esdecir,ajenosalashumillaciones del tiempo. Sería equivocado establecer una rígida división entre estas dos etapas que ni siquiera lo son.
El barquito chiquitito fue escrita en 1978, tres años después de Piazza
d’Italia,yencontramoslamismaintegración de lo poético y lo imaginativo dentro del discurso político. Desde este punto de vista, la novela recoge el legado de Elio Vittorini quien, frente a la revolución ideológica de Togliatti propone una revolución moral y una exigencia estética. Con Italo Calvino, Vittorini fundó en 1959 la revista Il
Menabò, en la que se defiende la renovación de la literatura en términos experimentales y lingüísticos.
La novela está narrada por Capitán Sesto, que no es exactamente capitán, pero que registra en su diario de a bordo las aguas por las que discurre Italia desde que se convierte en reino con Humberto I hasta los primeros años de la posguerra con la Democracia Cristiana de Alcide De Gasperi, pasando por los represivos años del fascismo. Sesto nos dice que de Sócrates ha aprendido a buscar la verdad, y que no tiene más remedio que acudir a la imaginación. El recorrido lo traza a través de sus antepasados. Novela marcada por el agua, Leonida (o Leonido) aparece huyendo cruzando un torrente gélido. Sufre la enfermedad de la gravedad, un tipo de locura que le lleva a creer que puede volar. Su esposa Argia dio a luz a seis hijos, de los cuales sólo sobrevivieron Quinto y Sesto, el primero de los Sestos de esta estirpe. Su naturaleza acuática le llevaráalejanosmares.“Estoyhechopara el agua”, escribe antes de desaparecer. Van sucediéndose los personajes, todos ellos especiales, y es aquí donde historia e imaginación se hermanan espléndidamente.
Como en las mejores crónicas, empezando por las de Indias, domina lo fabuloso al servicio de la verdad y, como ocurre en El Quijote, abundan los vacíos y las imprecisiones. Empezando por la imprecisión de los lugares donde ocurre la acción: a Florencia o a Fiesole hay que añadir la ciudad rosada llena de avispones en mayo, “el seminario de cierta ciudad” y, sobre todo el pueblo repleto de piedras, que tanto podría ser Carrara como Forte dei Marmi como ninguna de las dos. Y algo parecido ocurre con los nombres: Leonida o Leonido, Maria y Anna, gemelas de una feroz e idéntica belleza, Marianna, Ivana, a la que llamaban Rosa Luxemburgo, o Alcide Sesto o Sesto Degli Angeli, el narrador de esta historia. Tampoco podemos estar seguros de la maternidad o paternidad, y si hay algo que les hace inconfundibles es el pelo rojo. La recapitulación del último capítulo, “desplegada está la vela…”, condensa perfectamente los principales motivosdeestaespléndidanovela.