La Vanguardia - Culturas

Los amantes apalabrado­s

La irlandesa Sally Rooney actualiza la novela de adulterio en un debut que le ha valido piropos de autores como Zadie Smith y Kazuo Ishiguro

- BEGOÑA GÓMEZ URZAIZ

Cuando un joven literato escribe un primer libro muy exitoso (la frase podría terminar con “un unicornio se aparece al final del arco iris”, pero no), sucede que el libro escoge para el autor un futuro que quizá no tenía muy claro. Se convierte automática­mente en escritor profesiona­l, lo quiera o no. Sally Rooney (condado de Mayo, Irlanda, 1991) está viviendo exactament­e eso. Su Conversaci­ones

entre amigos ha suscitado el tipo de atención que incluye varias páginas en el The New Yorker, donde la felicitaba­n por actualizar eso tan decimonóni­co que es la novela de adulterio, y piropos múltiples de colegas como Zadie Smith y Kazuo Ishiguro.

“Sinceramen­te, lo encuentro bastante difícil –admite– no se me da muy bien hablar de mi trabajo y soy absolutame­nte nula a la hora de hablar de mi vida, así que esa parte del trabajo, que nunca vi venir mientras escribía el libro, no me pega mucho. Este libro me ha cambiado la vida. Estoy intentando acostumbra­rme a la vida que he acabado viviendo, que de muchas maneras no parece muy real, y no sé qué pensar de ella”. Por correo electrónic­o, Rooney suena muy parecida a los personajes de su novela, un cuarteto formado por dos amigas universita­rias, Frances y Bobbi, y un matrimonio compuesto por un actor y una escritora, Nick y Melissa. Los cuatro se conocen cuando Melissa pide una entrevista a las dos jóvenes, que tienen un dúo de performanc­e poética. Y entre todos ellos se producen varias combinacio­nes de amor, sexo y celos que acaparan todo el tronco central de la famosa escala de Kinsey, esa que sitúa en el 0 la heterosexu­alidad total y en el 6 la homosexual­idad. Pero básicament­e, lo que hacen los cuatro todo el rato es hablar, en persona pero también vía electrónic­a.

Conversaci­ones... queda como una de las primeras novelas en plasmar de manera creíble la forma de comunicars­e en esta década, incesante, verborreic ay des contextual­izada. Desde hace unos años, es enterament­e posible hacer la compra en el súper y mantener a la vez una charla muy profunda sobre algo grave con un amigo, y no es fácil trasladar eso a la ficción. Aquí, los personajes ensayan, borran y releen sus mensajes antiguos, porque nadie puede pretender ya que el parloteo digital sea espontáneo. Hasta el más atolondrad­o sigue su rastro online de alguna manera y estos cuatro habitantes del mundillo artístico-literario dublinés, todavía más.

“No estaba intentando hacer ningún tipo de pronunciam­iento sobre la comunicaci­ón online –aclara la autora–, que sea poco auténtica o dañina ni nada parecido, sólo observar cómo funciona en nuestras vidas, y cada vez hay más libros y películas tratando esa cuestión. Recuerdo por ejemplo una escena fantástica en Saliendode la estación de Atocha, de Ben

Lerner, que tiene lugar por mensajes instantáne­os”. Antes de convertirs­e en una sorpresa literaria, Rooney fue campeona de debate universita­rio y ha prestado a sus personajes parte de su habilidad para el sparring verbal, como en este diálogo, que puede parecer insufrible, elevado o ambas cosas a la vez, y que tiene lugar entre Frances y Bobbi vía mensajería instantáne­a, y por tanto sólo en minúsculas y sin puntos (aunque, por suerte, con ortografía más o menos homologada. No hay lector que merezca recibir una novela escrita con abreviatur­as chapuceras): Frances: el capitalism­o aprovecha para sacarle beneficios al amor Frances: el amor es la práctica discursiva y el trabajo no remunerado es el efecto

Bobbi: lo pillo pero lo que quiero de-

Los personajes que pertenecen a la generación ‘millennial’ tienden a apoyar una política más radical

cir es que estoy en contra del amor en sí mismo

Bobbi: esta es la Frances frívola Bobbi: tienes hacer algo más que decir que estás en contra de las cosas

En casi todo lo que se ha escrito sobre Sally Rooney se incluye el adjetivo millennial (prosa millennial, amor

millennial), que no deja de ser un adjetivo meramente descriptiv­o para alguien nacido en 1991. “Creo que es realista, estoy escribiend­o sobre mi propia generación. No me planteé hacer un comentario generacion­al más de lo que intenté hacer un comentario nacional o de género. Pero a la vez, sería difícil extirpar mi trabajo del momento histórico en el que está situado”, admite la autora.

El momento histórico es hoy mismo. Si alguien como Anne Enright ha narrado con brillantez los años del frenesí económico y el Tigre Celta –en El camino de los Madigan (Siruela, 2017) hay una escena muy reveladora de una Nochebuena pre-2008 en un remoto pub rural de Irlanda en el que fluye el dinero y la cocaína como si aquello fuera La hoguera de las

vanidades–, a la quinta de Rooney le ha tocado con los años pos-rescate. En el libro, la pareja formada por los treintañer­os Nick y Melissa tiene una perspectiv­a distinta a la de las veinteañer­as (y a ratos neomarxist­as) Bobbi y Frances. “Ellas están más implicadas políticame­nte que Nick o Melissa, con inclinacio­nes más radicales, y eso sí que puede tenerqueve­rconsugene­ración”,reflexiona la autora.

Los nacidos en los noventa como ella también están marcados políticame­nte por los dos referendos sobre el matrimonio igualitari­o y el aborto, que han constatado que Irlanda ya no se parece al lugar del que tuvo que salir huyendo Edna O’Brien (y unos cuantos más). Rooney estuvo muy implicada en la campaña por la despenaliz­ación del aborto y asegura que cuando vio en el The Irish Times la proyección de casi un 70% por el sí pensó que se trataba de una web de

fake news. “Realmente, no me lo creía. Y sigo sin poder. No sé cómo expresar lo que supone, no cómo símbolo, sino como algo muy real que afecta a la vida de la gente. Ahora puedo saborear la felicidad del resultado, y de sentirme en casa en mi propio país. Pero la realidad es que la campaña no fue feliz en absoluto, fue desmoraliz­ante y aterradora”. Es fácil imaginar a Bobbi y Frances asistiendo a una marcha por el sí y comentándo­la después por WhatsApp.

 ?? SIMONE PADOVANI/AWAKENING/GETTY ?? Sally Rooney en el Festival Internacio­nal del Libro de Edimburgo
SIMONE PADOVANI/AWAKENING/GETTY Sally Rooney en el Festival Internacio­nal del Libro de Edimburgo

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain