La Vanguardia - Culturas

Seis hermanas muy literarias

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EVELYN WAUGH frecuentó a estas hermanas (todas hermosas) que encantaron, desorienta­ron y escandaliz­aron Inglatera y Europa a partir de los años veinte. Una de ellas, la bella Diana (1910-2003) –a cuyas magníficas fiestas asistía Waugh y otros importante­s personajes– tuvo como segundo esposo al líder fascista británico.

A ella y a su familia se refiere, en forma de ficción, la hermana mayor Nancy Mitford (1904-1973). El autor de Retorno a Brideshead elogia vivamente esta excelente novela llamada A la caza del amor (Libros del Asteroide), vivo retrato ficcional de esta familia: “Siempre estaban en la cima de la felicidad más absoluta o sumidos en el negro pozo de la desesperac­ión; sus emociones nunca estaban en un término medio: amaban u odiaban, reían o lloraban; vivían en un mundo de superlativ­os”.

Hijas de un aristócrat­a que odiaba todo lo que no fuera británico –todo “lo extranjero” en general le sonaba a horrible y despreciab­le a este señor– y de una madre que también coincidió con él en que sus hijas no debían estudiar fuera de casa, de las Mitford se han escrito libros: Las hermanas Mitford, de Annik Le Floc Hmoan (Circe), o la biografía de Nancy Mitford, escrita por Harold Acton (escritor que inspira al personaje del especial Anthony Blanche en Retorno a Brideshead.) Y ellas también los han escrito. Libros importante­s. Por la increíble ironía de Nancy, por su talento (sería una importante escritora de ficción y biografías, con mundana residencia en París), entendemos ese gran búnker en donde crecieron estas criaturas que lo tenían todo en esa casa-pequeña ciudad: institutri­ces, ayas, zona de juegos, incluso medicina propia. La madre confiaba más en ella misma (y en la naturaleza) para curar el brazo roto de su hija, de ahí que una vez que se ha ido el médico le quite la escayola que le han puesto.

Esto le ocurrió a la quinta hermana, Jessica Mitford (1917-1996). Sus memorias Nobles y rebeldes (Libros del Asteroide) son notables. Inglaterra en los años treinta, el mapa de Europa amenazado. Jessica protesta por aquel sentido del humor de su hermana Nancy, y la acusa de “rojilla de salón” que, las dos veces que se atrevió a irse de casa, no lo soportó, con toda la ropa interior que se le acumulaba y que era incapaz de lavar. También cuestiona a esos amigos brights, esnobs, transgreso­res o bon vivants. Y se burla de las considerac­iones morales que, en su propia casa, se tenían por tipos como Oscar Wilde (un degenerado en toda regla). Es Jessica, que será la “roja” de la familia, la que se fugará con su primo a luchar a la Guerra Civil española, quien le recuerda al lector: “Más allá de los confines de nuestra fortaleza se gestaban verdaderas tempestade­s. El desempleo crecía de forma alarmante en Inglaterra”. Jessica sería una escritora social, aguda y comprometi­da, hasta su muerte (en Estados Unidos). Porque ni una de estas hermanas se quedaba a medias en su talante.

La adolescent­e hermosa y corpulenta Unity (1914-1948), tres años mayor que Jessica, tiene una parte de la habitación llena de fotos y leyendas de los líderes nazis que admira profundame­nte. El otro ala del cuarto es de Jessica y sus líderes revolucion­arios. Y así conviviero­n. Unity se fue un día a Munich, se sentó cada noche en el mismo restaurant­e en donde cenaba Hitler y su círculo, y no paró de mirarlos fijamente. Hasta que la llamaron a su mesa. Luego conseguirí­a que sus padres fueran invitados por aquellos jerarcas (que pensaban que aquel aristócrat­a campesino era algo más importante de lo que era) y que la segunda boda de su hermana Diana con el líder fascista inglés tuviera lugar el despacho de Joseph Goebbels y bajo la atenta mirada del

Führer. Hasta el final de su vida, la gélida Diana (impresiona verla en YouTube) no parece haber sufrido daño o mácula. En cambio, cuando Hitler declaró la guerra a Inglaterra, Unity se disparó. Aunque no murió, quedó inválida de por vida.

La biografía de Pamela (1907-1994) puede sonar más discreta, pero no menos singular. Se casó en 1936 con Derek Jackson, un importante físico atómico (distinguid­o por Churchill por su contribuci­ón en la Segunda Guerra) con el que vivió veinte años. De él se afirma que fue bisexual y, por otra parte, se casó unas seis veces a lo largo de su vida. Pamela nunca abandonó la vida rural. Durante su infancia, Deborah Mitford (1920-2014), la pequeña de las hermanas, duquesa viuda de Devonshire, siempre repetía esto : “Ey, no me dejéis, esperarme!”. Pero, ¿quién podía pararlas?

Unity Mitford consiguió que la boda de su hermana Diana se celebrará en el despacho de Goebbels y bajo la mirada del ‘Führer’

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