Adentrarse en el bosque

Narrativa Un retratista en crisis creativa es el punto de partida de la nueva novela en dos actos que Murakami acabará de resolver a principios del 2019

El escritor Steven Millhauser demostró estar en la misma longitud de onda que Haruki Murakami (Kioto, 1949) cuando declaró: “La ficción será una aventura o no será nada-nada en absoluto. ¿Y qué es una aventura? Una invitación a conocer el asombro y el peligro. Si lo que escribo no empuja al lector a adentrarse en el bosque, a abandonar la carretera principal, entonces he fracasado”. El fenómeno japonés, consciente como pocos de que la efectividad de una buena historia radica en ir a las esencias del relato oral, del mito y del folklore (historias que compartir de noche frente a una hoguera), tiene en el bosque un recurso literario concreto y recurrente, dentro de la concepción global de su obra como un bosque metafórico en el que protagonistas y lectores se pierden, impelidos por un misterio, para salir finalmente transformados por lo que han descubierto acerca de sí mismos. Si Chéjov acuñó la idea de que la aparición de una pistola sobre un escenario requería que alguien apretara el gatillo llegado el momento, Murakami nos recuerda que un bosque está para cruzarlo.

La muerte del comendador. Libro 1, título inaugural de una novela en dos actos que se resolverá a principios del 2019, cuenta también con un bosque, el que rodea la vivienda en medio de las montañas a la que se muda el protagonista, un pintor especializado en retratos que parecen capaces de acceder al alma del modelo. En modo melancólico a raíz de la reciente separación de su esposa y sumido en una parálisis creativa, su contacto con el mundo exterior es mínimo y nada perturba sus rutinas hasta que dos factoLa