Lecciones olvidadas, y no atendidas
Tres recientes publicaciones que se sumergen en los estratos del pasado de España y de Europa dan las claves para entender y posicionarse en el contexto cultural de inseguridad que vivimos
A partir de algunas publicaciones recientes el lector se podrá posicionar sobre el momento de la historia. Todas ellas son fruto de largas reflexiones sobre el sentido de la vida, ahora que parece vaporoso, al menos sin esa seguridad que una vez se tuvo en este país llamado España, cuando se debatían las cuestiones relativas a su porvenir en los ya lejanos setenta. Para los numerosos autores que reúne esa Nueva historia de España contemporánea, los conocimientos del pasado reciente están tan establecidos que al interpretar la identidad cultural de nuestro país se llega a la conclusión de que es ajena del “estereotipo de excepcionalismo (sic) y fracaso que durante tanto tiempo había dominado la historia de España”.
Es una idea tan optimista que por eso causa perplejidad leer a continuación que “hoy, el clima se ha ennegrecido con nubarrones que impiden mantener ese optimismo”, al encontramos ante una “España menos esperanzada que se inserta en una Europa y un mundo también más lúgubre”. Según este argumento se ha desmoronado el orden culturalsurgidotraslarecuperaciónde la democracia en 1978-1979, dando lugar a una comunidad a la deriva desde fecha reciente –desde la crisis económica de 2007-2008– enfrentada a una forma de hacer historia que no responde a sus necesidades.
España, entre la rabia y la idea tie- ALIANZA EDITORIAL, 444 PÁGINAS. 19,00 EUROS ARZALIA, 900 PÁGINAS. 34,95 EUROS TUSQUETS. 478 PÁGINAS. 22,90 EUROS ne conciencia de esta situación, y da lugar a un ensayo angustiado, “como quien medita en el rincón más triste de la historia, como quien espera el alba”, escribe García de Cortázar al final del prólogo. Desde luego, es un ensayo postcatástrofe, pero la catástrofe no es la crisis económica, sino la “debilidad del sentimiento nacional”. En línea con Ortega, “la nación es un principio”, una norma intelectual que no se entiende ya por “una dejación de responsabilidades de los gobernantes”. Por eso, “los españoles carecen de una idea de nación que les garantice seguridad en estos momentos de peligro que permita salir al paso de la ofensiva separatista desde una posición de superioridad intelectual, mayor eficacia política y mejores recursos de veracidad histórica”.
Frase contundente con la que se legitima que el repaso a la reciente historia cultural española no es un gesto de nostalgia. Claro que ese magnífico repaso se detiene en el legado cultural que llevó a la transición. Después, un denso silencio sobre lo que se ha escrito en los últimos cuarenta años, como si eso no contara para el diagnóstico. Opción que entra en conflicto con el epílogo Desde esta España, donde el ahora aflora para señalar que en España ya no se cumplen los requisitos forjadores de la Constitución de 1978.
Si los dos libros anteriores son conscientes sólo en parte de las razones del quebranto actual, Una lección olvidada es plenamente consciente. Pero, ¿cómo escribir sobre eso? Guillermo Altares se eleva como maestro a la cima de un relato integrador, crítico y esperanzado,
Altares ofrece un relato crítico y esperanzado para vencer el efecto traumático de los cambios generacionales
ameno y altamente erudito, para vencer el efecto traumático de los cambios generacionales, en la completa convicción de que los maestros del mañana están entre nosotros, no en los nombres solemnes de las enciclopedias al uso. Comienza su excelente relato con un párrafo deliberadamente combativo: “El pasado en Europa siempre ha sido mucho más imprevisible que su presente y, desde luego, que su futuro”. ¿Por qué? Muy sencillo de explicar: “El pasado cambia porque se producen nuevos descubrimientos o porque se transforma la perspectiva y los historiadores buscan nuevos ángulos, investigan terrenos que habían ignorado, pasan de relatar hazañas de los reyes a estudiar la vida privada de la sociedad”. He aquí un relato escrito impecablemente que elabora con meticulosidad todo aquello que se espera de un viaje al pasado europeo.
En este bello libro, Altares expresa un profundo anhelo de europeidad como ciudadano, periodista y testigo de la historia. Porque en muchas ocasiones se sitúa tras la opinión del experto al que visita (o al que lee), del que saca lo mejor que tiene para continuar su viaje a esa parte del mundo donde la vida es agradable. Lo hace con sentido del humor y de la oportunidad, creando una fuerte complicidad con el lector. A esto se podía llamar deconstrucción constructiva, cualidad que convierte Una lección olvidada en uno de los grandes libros de los últimosaños.