Paseo por Lviv/Lwow/Lemberg En los escenarios del libro ‘Calle Este-Oeste’
Un paseo literario ‘Calle Este-Oeste’, de Philippe Sands, ha sido considerado uno de los libros del decenio. El autor lo evoca al recorrer la ciudad de Lviv, donde se cruzaron el abuelo de Sands y dos grandes futuros juristas
Lviv fue la capital de Galitzia y Lodomeria, uno de los “reinos desaparecidos” de Europa que nos describe el historiador británico Norman Davies en su magnífico libro con título homónimo Reinos desaparecidos: la historia olvidada de Europa. Formó parte del imperio austrohúngaro hasta su caída al final de la Primera Guerra Mundial y compartió con las restantes ciudades de ese territorio una vida cultural intensa y una mezcla de nacionalidades y razas que convivían en relativa armonía bajo el yugo paternal de los últimos Habsburgo. Ese “mundo de ayer” de Lviv se hallaba tutelado por la aristocracia polaca, integrada en la administración imperial, que dominaba una población heterogénea de polacos, ucranianos y judíos. Aunque situada en el confín nororiental del imperio, es decir, siempre atenta a la amenaza del imperio ruso rival, Lviv tuvo un desarrollo floreciente que todavía puede comprobarse en una espléndida arquitectura y una inquietud cultural aún perceptible.
Al finalizar la Primera Guerra Mundial, Lviv pasó a formar parte de la nueva Polonia, pero su vida comercial y cultural prosiguió. En su universidad se formaron en ese período de entreguerras dos juristas que realizaron sendas contribuciones decisivas en la conformación del derecho internacional moderno. Se trata de Hersch Lauterpacht y Raphael Lemkin, cuya memoria se ha encargado de desempolvar otro reputado jurista y escritor, Philippe Sands (Londres, 1960), en un libro publicado el pasado año titulado Calle Este-Oeste. Sands traza las biografías paralelas de estos dos juristas, que respectivamente elaboraron los conceptos de “delitos contra la humanidad” y de “genocidio” para castigar a los criminales nazis. Junto a ellos, el autor reconstruye la biografía de su abuelo, judío vinculado a Lviv como los otros dos, y la de uno de los verdugos a los que se castigó en los juicios de Nuremberg, Hans Frank, también jurista y abogado de Hitler, que como gobernador general de Polonia fue responsable directo del extermino de las familias de los otros tres.
Quiso la casualidad que Sands fuera invitado en el 2010 a impartir una conferencia en la Universidad de Lviv sobre temas vinculados a su especialidad, lo que le hizo caer en la cuenta de la coincidencia en el tiempo y en el espacio de las personas que protagonizan su libro. A partir de allí emprendió una labor detectivesca que le llevó a lugares tan alejados como Viena, Long Island, Cambridge, París, Cracovia, Nuremberg o Norwich, donde fue componiendo las piezas de un puzle en el que la tragedia del Holocausto es presentada a través de las vidas de víctimas y verdugos, al tiempo en que subyace una reflexión de alto calado. Se trata del debate mantenido entre Lauterpacht, que consideraba preferible luchar contra estos crímenes masivos como delitos contra el hombre como individuo, y Lemkin, quien defendía que el juicio debía plantearse desde la perspectiva del ataque al género. El autor introduce con elegancia la materia y, aunque en lo personal muestra más simpatías por Lemkin, parece decantarse por la solución propuesta por Lauterpacht, quien señalaba que la persecución de tales crímenes por su dimensión genocida puede dar lugar a una deriva reactiva tribal (grupo frente a grupo).
La obra se desarrolla en diferentes entornos geográficos, pero hay tres lugares que marcan la topografía del relato. La ciudad d eL viv, dondeLa uterpachty Lemk in, vivió el abuelo del autor y en cuya universidad pronunció Hans Frank un discurso en 1942 que supondría la puesta en marcha de la “solución final” en ese territorio, Zolkiew (Zhovkva en ucraniano), pequeña población cercana a Lviv donde se sitúa la calle Este-Oeste que da nombre al libro, de la que eran originarios Lauterpacht y el abuelo del autor y, finalmente, Cracovia, desde cuya inquietante fortaleza tiranizó Hans Frank a la subyugada población mientras admiraba La dama del armiño de Leonardo Da Vinci, requisado para su disfrute personal.
Se trata, ante todo, de un ejercicio de recuperación de la memoria en el que el autor ha implicado a habitantes y autoridades de Lviv y Zhovka, quienes han contribuido a identificar los lugares donde vivieron los protagonistas y donde fueron masacradas sus familias. Pero el ejercicio del recuerdo adquiere especial intensidad a través de la relación que el autor ha entablado con los descendientes de los verdugos, Niklas Frank, hijo del gobernador general, y Horst von Wachter, hijo del que fue gobernador de Galitzia durante la ocupación alemana, con los que hizo un interesante documental para la BBC: What our fathers did: a nazi legacy.
Hoy Lviv (toponimia ucraniana) o Lwow (polaca) o Lemberg (alemana) o Leópolis (latina), la “ciudad del león”, intenta levantar el vuelo como capital de la región occidental de Ucrania, uno de los países más atrasados de Europa, gracias a la corrupción de sus gobernantes y al interés de Putin en mantenerlo como un Estado semifallido. La actual uniformidad étnica (95% ucranianos), debida a la masacre de judíos perpetrada por los nazis y a las deportaciones de polacos ordenadas por Stalin, no debe hacernos olvidar este interesante foco cultural que lucha por recuperar su espíritu basculando entre un naciente nacionalismo ucraniano y la memoria cosmopolita de lo que fue. Robert Kaplan en su reciente obra The return of Marco Polo’s world sostiene que bajo los imperios la humanidad ha vivido en mayor armonía que sometida a las uniformidades nacionales y profetiza un mundo en el que las ciudades serán islas de libertad en entornos neo imperiales. Lviv es un ejemplo claro de la constatación histórica de Kaplan y nos hace reflexionar si el futuro de esta interesante ciudad se desarrollará en una nación o, de nuevo, en la frontera de un imperio.
Lviv/Lwow/Lemberg intenta alzar el vuelo como capital regional de uno de los países más atrasados de Europa