La versatilidad de Velázquez Siete obras del maestro sevillano en CaixaForum
CaixaForum mostrará a partir de la semana que viene un conjunto de 59 obras de altísima calidad procedentes del Museo del Prado que ponen de relieve la versatilidad del pintor sevillano y su relación con los creadores de su tiempo y las tradiciones artísticas
Diego Rodríguez de Silva y Velázquez (Sevilla, 1599-Madrid, 1660) desarrolló una buena parte de su carrera en la corte, entre 1623 y 1660, pero no fue únicamente un pintor
cortesano: trató el paisaje, se adentró en los temas mitológicos, practicó la pintura religiosa y la naturaleza muerta, se interrogó por la función del arte y se interesó por los saberes del pasado. Todas estas facetas aparecen en la exposición que a partir del próximo viernes podrá visitarse en CaixaForum Barcelona; un total de siete obras del genio sevillano que se acompañarán de otras 52 pinturas de artistas nacionales e internacionales, muchas de las cuales llegó a conocer Velázquez, tanto por corresponder a autores que trató como de otros de cuya producción tenía noticia. Todas las piezas han venido del Museo del Prado, dentro del programa de colaboración del centro con la Obra Social La Caixa, que ya propició con anterioridad sendas muestras sobre Goya.
Los siete Velázquez que han viajado a Barcelona son Juan Martínez
Montañés, 1635-1636; Esopo, h. 1638; Marte, h. 1638; Felipe IV, h. 1623; Bufón con libros, h. 1640; El príncipe
Baltasar Carlos, a caballo, 1634-1635, y Adoración de los Reyes Magos, 1619. La selección comprende diferentes etapas en la trayectoria y en la temática de un pintor que, como explica en el catálogo Javier Portús, comisario de la muestra, ha sido calificado tanto como “pájaro solitario” como “imitador del natural ”. Un mejor conocimientode su biografía, sus obras y el contexto histórico ha llevado a ampliar las influencias y estímulos recibidos, de manera que “aunque Velázquez se encuadra generalmente dentro de la pintura española, su arte no puede explicarse únicamente desde parámetros españoles”.
Porque el contexto histórico del pintor lo sitúa en una monarquía global que dominaba amplias extensiones de tierras en diferentes continentes y cuyos soberanos poseían las entonces colecciones de arte más importantes de Europa, con obras maestras de artistas nacionales, pero también flamencos o italianos. En la muestra de CaixaForum se podrán contemplar efectivamente cuadros de Tiziano, Antonio Moro, Rubens, Claudio de Lorena, Ribera, Stanzione, Zurbarán, Guido Reni o Van Dyck, evidencia de cómo durante el siglo de oro la pintura no tuvo fronteras, porl amovilidad de los creadores, pero también por el coleccionismo, que propició el tráfico de obras, también como presentes entre las diferentes monarquías.
Además, la trayectoria vital de Velázquez se desarrolló en ciudades donde confluían muchas influencias:en Sevilla, una de las localidades más cosmopolitas de la Península, vivió sus primeros 24 años y se relacionó con el naturalismo de raíz caravaggiesca, más tarde viajó en dos ocasiones a Italia, donde entró en contacto con el arte clásico y la gran tradición renacentista, para asentarse finalmente en Madrid, su escenario vital y profesional más decisivo; allí, explica Javier Portús, Velázquez se enfrentó al retrato cortesano siguiendo parámetros diferentes a los de otras cortes europeas, “llevó su apuesta por el color aún más lejos que las obras de Tiziano o Rubens que tuvo a su alcance y ensayó fórmulas narrativas extraordinariamente singulares en las que planteó siempre un pulso a la narración clásica. Al mismo tiempo, jugó continuamente con las fronteras entre apariencia, realidad y representación”.
La agrupación de las obras de la exposición temáticamente permite observar las similitudes en los asuntos y diferencias en la realización entre los distintos artistas. Basta comparar el Juan Martínez Montañés (1635-36) de Velázquez con el Cristo
crucificado, con un pintor de Zurbarán (c. 1650), en la sección destinada al Arte, para darse cuenta de las distintas aproximaciones: si el primero se inscribe dentro del retrato de artista más apreciado, en el del pin- >
El contexto histórico, la movilidad de creadores y obras propiciada por el coleccionismo eliminó fronteras