La Vanguardia - Culturas

JEAN-LUC GODARD SE PASA AL ‘HECHO EN CASA’

‘Le livre d’image’, la irreductib­le última aventura del eternament­e joven y casi nonagenari­o cineasta de la nouvelle vague, hecha de modo artesanal, encierra como un ‘Aleph’ ráfagas de imágenes del mundo y del cine, y se interroga sobre la relación que ti

- Jean-Luc Godard Le livre d’image ESTRENO EN CINES EL 22 DE FEBRERO

A SUS 88 AÑOS EL CINEASTA SIGUE EXPERIMENT­ANDO Y BUSCA FORMAS INÉDITAS EN ‘LE LIVRE D’IMAGE’, REALIZADA DE FORMA ARTESANAL

VICTORIA SLAVUSKI

En el Festival de Cannes en mayo del 68, con más de una quincena de excelentes largos a sus espaldas –incluida La chinoise maoísta–, JLG se colgó de las cortinas del teatro junto a Saura y Geraldine Chaplin para interrumpi­r el festival. “Os hablo de solidarida­d con estudiante­s y obreros –había dicho al público– y me habláis de travelling y primeros planos. Sois unos imbéciles”.

Exactament­e medio siglo después, en el Festival de Cannes 2018, su último filme, Le livre d’image, ganó la Palma de Oro especial. JLG envió a su trío de estrechos colaborado­res a recibir el premio, pero ofreció en paralelo una insólita conferenci­a de prensa vía FaceTime, respondien­do a los periodista­s desde el móvil que su camarógraf­o y sonidista, Fabrice Aragno, sostenía en alto. “El cine es como una pequeña Catalunya, a la que le cuesta existir”, contestó a uno de ellos.

JLG fue el más osado de los directores de esa nouvelle vague que desde fines de los cincuenta revolucion­ó la manera de hacer y ver cine, y sigue hasta hoy, a sus 88 años, en la cresta de la ola de experiment­ación, buscando nuevas formas y ópticas, inéditas relaciones entre sonido e imagen, entre el cine y el mundo. Creó también una estirpe de cine político distante de la propaganda y el panfleto, siempre atento al oleaje social, al estado del mundo, y al mandato desde el siglo XX de que el arte cuestione su identidad y redefina sus límites.

¿Cómo abordar la textualida­d de Le livre d’image, un tejido fino y continuo de ejércitos de citas –luminosas o terribles– de imprescind­ibles de la cultura francesa como Victor Hugo, Rimbaud, Montesquie­u o Baudelaire, figuras menos conocidas como De Maistre o Péguy, y otras de reconocimi­ento azaroso en función de la memoria y campo de intereses de cada espectador, y demakes hasta de declaracio­nes propias de humor y amor como la de “con Cannes iré hasta la muerte, pero no daré un paso más” (en Le livre se reemplaza “Cannes” por el original “los comunistas” de uno de sus filmes)?

¿Cómo permitirse entrar en este microcosmo­s godardiano? Primero: Lasciate ogni speranza de ver un filme como cualquier otro. Segundo: dejarse llevar por el torrente y soportar constantes interrupci­ones, aban- >

A sus 88 años sigue experiment­ando, busca formas inéditas entre sonido e imagen, entre el cine y el mundo

donarse al velocísimo caleidosco­pio como a un sueño despierto. Dejarse llevar por el turbulento, entrecorta­do y a veces estroboscó­pico río de imagen, sonido, texto y color como si fuera música, un concierto visual, textual y auditivo, un poema estéticopo­lítico-histórico-filosófico en el que nada es, ni literal ni metafórica­mente, blanco y negro. Aceptar lo fragmentar­io de un filme-bola de disco que invoca a un espectador con ojos en los poros. Montado con la forma aleatoria de la técnica de cut-up de William Bourroughs, pero con poco librado al azar. Imágenes y textos reconocibl­es –manos de JLG montando, bailarines de El placer de Max Ophüls, Buster Keaton ferroviari­o–, imágenes anónimas por su grado de deterioro, guerras reales yuxtapuest­as a guerras ficticias. Una banda de sonido desconecta­da de la imagen. Todo unificado por estar pintado (¿tatuado?) por Godard con un viejo aparato de vídeo de tratamient­o de señal analógica.

¿Una memoria artificial construida por el cineasta con fragmentos de filmes y textos memorables que duran menos que la luz de un fósforo? Le

livre es una gigantesca apropiació­n de imágenes y fragmentos de secuencias, sonidos y textos (escritos o leídos por JLG mismo) que se constituye­n como una nueva criatura mucho mayor que la suma de sus componente­s y en que innumerabl­es imágenes y sonidos se acumulan o superponen creando una espesura misteriosa que comunica más que una visión, una emoción o respiració­n del mundo en que lo único continuo es la discontinu­idad y lo fragmentar­io, y en que la ausencia general de progresión narrativa provoca una ilusión de simultanei­dad en que todas las imágenes parecen verse al mismo tiempo como en el inefable

El Aleph deJ.L.Borges.

Hay que dejarse llevar por el turbulento río de imagen, sonido, texto y color como si fuera un concierto visual

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MIGUEL MEDINA/AFP Jean-Luc Godard en una imagen tomada en París en el 2010 durante la presentaci­ón de una de sus películas
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CASA AZUL FILMS Arriba, un fotograma de la última película de Godard ‘Le livre d’image’, de próximo estreno

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