Atlas Mayorga
DESDOBLAMIENTO
Para Mayorga cada hombre es su propio doble. Acude a la imagen platónica para decirnos que atávicamente éramos dobles, y “necesitamos reencontrarnos con ese otro que fuimos para completarnos”. Ese doble, que no es copia sino posibilidad, “incluye lo latente, lo fallido, lo reprimido de mí”.
RELÁMPAGO
Insistirá el dramaturgo en que no podemos enfrentarnos al pasado reconstruyéndolo como si fuese un espejo. No se trata de ser testigos directos del acontecimiento, sino de que ese pasado que ha quedado fuera de la Historia (en el puro anonimato) funcione como un “relámpago” que enfoque lo que aún hoy permanece invisible, generando, así, “peligrosas preguntas”.
ASAMBLEA
El teatro es un arte político para Mayorga por tres razones: porque se hace en asamblea, porque su firma es colectiva (sin espectador no hay obra) y porque conjuga crítica y utopía. Examina y propone. Recuerda e imagina. Se interroga sobre las potencialidades, pasadas y futuras. El presente aquí es vivido como tensión permanente.
HUELLA
Hay que observar el mundo, tanto para Walter Benjamin como para Reyes Mate, como un palimpsesto en el que leer aquello borrado sobre lo que hoy se asienta lo oficial. El presente invita siempre a una cierta amnesia, y suele invisibilizar lo que no le es útil. Por el contrario, una justicia anamnética reconocerá en cada ser humano el fragmento necesario de un todo.
DESOBEDIENCIA
Dice el autor de Elipses que el teatro ha de hacerse contra el público. “El público quiere reducir a público al espectador”, escribe. Por eso hay que desafiarle. Y cita a Dickinson para ilustrar ese combate: “Si tengo la sensación física de que me levantan la tapa de los sesos, sé que eso es poesía”.
TRADUCCIÓN
Uno de los conceptos fundamentales de Benjamin es el de traducción (que, más allá de la semejanza con el original, renueva significados). Mayorga lo vincula a la idea de adaptador, que no es “ni arqueólogo ni cirujano plástico”. Para ser leal, nos dice, hay que traicionar.