Treinta y seis años después…
Novela Ángel García Roldán nos lleva de nuevo al Dublín de James Joyce con una original historia donde la libertad descabellada es la protagonista
Estatua de James Joyce en la céntrica Talbot Street de la capital irlandesa J.A. MASOLIVER RÓDENAS
En el 2010 Enrique Vila-Matas abrió, con Dublinesca, las puertas al Dublín de James Joyce, del que yo me había empapado durante dos años en la década de los sesenta del pasado siglo. Y ahora Dublín llega a nosotros de la mano de tres novelas: Howth Road, de Ángel García Roldán (Piel de Zapa), La piel de Irlanda, de Isabel Verdú Arnal (Verbum) y Retrato del futbolista adolescente, de Valentín Roma (Periférica). La primera en llegar a mis manos y a mis ojos ha sido Howth Road. Ángel García Roldán (Arévalo, Ávila, 1946), autor de guiones y series televisivas, como novelista se dio a conocer con Las Cortes de Coguaya, Premio Internacional de Novela Platriste. za Janés 1985. Vivió en Inglaterra e Irlanda, pero no es una novela autobiográfica, aunque por supuesto su conocimiento de Dublín sí forma parte de su biografía, con una visión especial que, llevado por la hipérbole y la imaginación, coincide muy poco con la mía: es más la visión del personaje que la del propio escritor. Sus tan divertidas como amargas experiencias le obligan a aceptar que “esta suerte de biografía que has leído contiene, con afán intencionado, ciertas incoherencias históricas, algunos absurdos geográficos y abundantes desatinos sobre los irlandeses”. Su visión de una ciudad sórdida le lleva a ver el centro, con el Banco de Irlanda y el magnífico Trinity College, como gris, sucio y Melancolía sí que la hay, pero las pintas de Guinness son enemigas de la tristeza. Ni la frialdad afectiva está entre sus rasgos.
César, el narrador, llega por primera vez a Dublín a los 23 años. La novela narra esta primera visita en 1975 y su estancia treinta y seis años más tarde en busca de Ashlyn Murphy, a la que abandonó, dejándola embarazada. Es la culpa la que le lleva a regresar y a iniciar una búsqueda desesperada. Hay un antes y un después, si bien para el narrador la ciudad no ha cambiado nada, una visión muy distinta de la que viví yo y la que impone la realidad. La Irlanda puritana hasta la intolerancia de los años del presidente De Valera y del arzobispo “reinante” cuyo nombre no quiero recordar nada tiene que ver con la Irlanda de nuestros días. Y aunque el Ulysses de Joyce aparece mencionado continuamente, no se respira aquí la atmósfera joyceana, por más que afirme que “yo vivía en Dublín y estaba rodeado de una atmósfera parecida a la que empapaba el libro”. Sí están, en todo caso, los espacios por los que se movían Bloom y Dedalus, muy especialmente Howth, a quince kilómetros del centro de Dublín, en la época de Joyce un pequeño pueblo pesquero. Uno de sus atractivos está en las focas de Western Pier, que inspiran la divertida escena de César tratando de envenenar a la foca-hombre.
Los personajes son muy variados y están muy bien dibujados: sus padres y hermanos, Kevin el taxista, Kevin el afilador, Mr. Mack, el imprescindible detective Paddy Malone o el novelista John Boyller, que parece una figura secundaria para convertirse en una pieza clave, en un sorprendente final –el del epílogo– que no puedo revelar. Y por encima de todos ellos están las distintas aventuras amorosas y los distintos amores, especialmente el de Muriel Burton y el de Ashly, y la relación con uno de los personajes más conseguidos y humanos del libro, Mrs. Donovan.
El encanto del libro está en su descabellada libertad. Tal vez no es mi Dublín, el que yo viví en Sandymount, cerca de la Martello Tower, donde todavía me parece oír las obscenidades de Buck Mulligan. Pero no necesita serlo: le basta con su agitada y entretenida originalidad.
Ángel García Roldán Howth Road
PIEL DE ZAPA. 468 PÁGINAS.24 EUROS
Aunque el ‘Ulysses’ aparece mencionado continuamente, no se respira aquí la atmósfera joyceana