Contra el cambio climático
el segundo más grande de Europa en el transporte de carbón. Su preocupación e investigación sobre el medio ambiente se manifestó desde que era muy joven, por lo que se han desarrollado vinculadas a su práctica artística, sus ensayos y sus proyectos curatoriales: “Me alegra que cada vez haya más artistas que se preocupan por estos temas; de hecho, lo que me sorprende es que no se implique más todo el mundo. El calentamiento global es el tema más importante, debería estar cada día en los principales titulares de la prensa y la televisión. Estamos hablando de que nos jugamos el futuro de la civilización o la humanidad”, asegura.
Concibe su trabajo como una manera de romper ese silencio.
Sin embargo, a pesar de la gravedad de la situación, afirma que no se debe caer en el pesimismo, porque hacerlo “podría impedir la acción. Me centro en las posibilidades de los movimientos de desobediencia. Si no hubiera acciones como las de estas personas y nos limitáramos a vivir el destino que nos quieren imponer los que pretenden gobernarnos y tomar decisiones por nosotros, entonces sí habría motivos para ser pesimista”. Filma o fotografía algunas formas de protesta y actuación, “pero hay muchas más –asegura–, y cuando se conectan internacionalmente es cuando se da la posibilidad de cerrar centrales térmicas o el comercio de carbón entre continentes”. Su implicación le ha hecho merecedor de la primera edición, en el 2016, del premio Thun por el Arte y la Ética.