Bach, black power & soul
De la azarosa vida de una de las divas indiscutibles de la música negra a la crónica oral del ‘rock català’, una de las más controvertidas escenas musicales de las últimas décadas. De la obra poética de un compositor catalán contemporáneo tan prolífico co
IGNASI MOYA
Nina Simone (1933-2003) es posiblemente una de las artistas de quien el público (por lo menos el público europeo) ha tenido una percepción más incompleta. Para muchos, no pasó de ser la intérprete de My baby just cares for me, una canción que había grabado en los años 50 pero que la llevó a la cima de la popularidad en plena madurez, a finales de los 80, cuando el tema fue utilizado para un anuncio de Chanel nº5. Una injusticia más de las muchas que Simone tuvo que soportar a lo largo de su vida, por ser mujer, por ser negra y por ser rebelde.
Por eso merece celebración que, aunque con notable retraso (el original es de los primeros años 90), llegue por fin aquí la versión autobiográfica de la vida de esta mujer que fue sobre todo una gran luchadora, tanto en lo personal como en lo artístico y lo político. Se trata, como toda autobiografía, de una versión parcial, enmendable incluso, pero imprescindible también para configurar un retrato justo. Un retrato que, en su caso, arranca en el escenario de un pequeño pueblo de Carolina del Norte en los años de la Gran Depresión. Malas perspectivas para una niña negra y de familia poco menos que pobre. Si no fuera porque desde muy pequeña detectaron sus Nina Simone en un retrato de 1968 increíbles habilidades musicales, un don excepcional con el piano que enseguida hizo de ella una promesa: la de llegar a ser un día la primera concertista negra de música clásica. Porque antes que el soul o el jazz, la música que atrapó a Simone fue la de J.S. Bach, hasta el punto de no dudar en afirmar que “Bach hizo que dedicara mi vida a la música”.
Después vendría el cambio de registro, impuesto sobre todo por la discriminación racial y la necesidad de supervivencia. Y la clásica perdió la oportunidad de contar con una intérprete de excepción pero, a cambio, la música popular de raíz negra ganó una artista –intérprete y compositora– de primer nivel, cuya sensibilidad, compromiso y, también, temperamento hacían enmudecer auditorios. Simone abandonó a Bach pero se entregó sin reservas a la lucha por los derechos civiles de la comunidad afroamericana, defendiendo incluso la revuelta violenta. Suyos son algunos de los himnos de aquella lucha, como Mississippi Goddam.
Pero por aquella dedicación pagó un precio, tanto artístico como personal, en un mundo en el que la industria discográfica estaba dominada por blancos e incluso entre los negros la independencia de una mujer no era fácilmente aceptada. Desencuentros con los hombres, con la industria, con hacienda, con la familia... llevaron a Simone a una vida de autoexilio –en África y Europa– de la que apenas resurgió en los últimos años de su vida.
El relato de Simone interesa especialmente por alejarse de la narración de los pormenores de su carrera musical –para eso lo mejor es escuchar sus discos– y adentrarse en su vivencia de un mundo convulso en el que ella decidió sumergirse a menudo sin medidas de seguridad.
Aún se puede ver en Netflix el documental What happened, Miss Simone? (2015) que completa y contrasta la narración del libro; por momentos incluso parece que la corrige. Pero de fondo permanecen las razones de alguien a quien le costó aprender “a pensar en mí misma como una persona negra en un país gobernado por blancos y una mujer en un mundo dominadoporhombres”.
Maestra del soul y el jazz, había soñado ser la primera concertista negra de clásica
Eunice K. Waymon
Víctima de mi hechizo. Memorias de Nina Simone TRADUCCIÓN: EDUARDO HOJMAN.
LIBROS DEL KULTRUM. 288 PÁGINAS. 18,95 EUROS