Francotiradora de la filología
Asegura Rosa Navarro Durán que resultan numerosos los textos clásicos que “dicen mucho más de los que nos parece hoy”. Eso que dicen, a menudo, resultaría comprometedor para el poder, y por eso lo plantean de una forma que puede resultar críptica, pero no indescifrable. Para familiarizarnos con algunos de esos casos, la profesora acaba de publicar Secretos a voces, que se ha alzado con el premio de ensayo Jovellanos en su 25.º aniversario.
Conocí a Rosa Navarro Durán en un coche, el que nos llevaba desde el aeropuerto de Asturias al hotel Reconquista de Oviedo; los dos hemos coincidido allí durante varios años como jurados de los premios Príncipe (luego Princesa) de Asturias de las Letras. Las discusiones mantenidas en el Reconquista no me han dejado duda sobre lo muy convicente que puede llegar a ser.
Filóloga, catedrática emérita de Literatura Española en la UB, muy conocida en el ámbito escolar por sus adaptaciones para niños del Quijote , el Conde Lucanor, Simbad el Marino o Shakespeare. En el campo académico se ha destacado en los últimos lustros por una postura combativa frente a las teorías más consolidadas. Así, ha sostenido que el verdadero autor del
Lazarillo de Tormes fue el humanista y cortesano Alfonso de Valdés, y que
Curial e Güelfa no es en realidad un clásico catalán de la edad media sino una falsificación realizada a modo de juego erudito por Manuel Milà i Fontanals a fines del XIX.
Afirmaciones como ésta han levantado polémica y la han instalado en una posición de francotiradora filológica. Yo desde luego no tengo la menor autoridad para decir si lo que sugiere Rosa en su último libro es exacto o se trata de hipótesis en desarrollo, pero en cualquier caso, si vemos sus textos como un “¿y si?” en vez de un “así es”, abre una vía sugestiva y entretenida de aproximación a la historia literaria. En estos Secretos a voces, Rosa Navarro detecta en el
Tirant lo Blanc la relación de un joven con la emperatriz que le saca varios años como alusión a la de Carlos I con su abuelastra Germana de Foix, lo que habría perjudicado su difusión. En la Carajicomedia, la popularidad del nombre de Isabel entre las prostitutas no puede sino señalar a la reina católica: el Lazarillo arrastra una historia de abusos; ¿sería la Lozana Andaluza una máscara del Gran Capitán? , etcétera. Al fin, sexo y política , según se deduce de estas páginas, siempre han constituido los temas que esconder, y los grandes secretos que vocear.