Leer mientras caminas
Narrativa La escritora irlandesa Anna Burns narra la historia de una muchacha sin nombre rodeada de gente sin nombre en un entorno sociopolítico asfixiante –los Troubles– del que escapa a través de la ficción
Hay algo inquietante, opresivo entre las calles de la ciudad sin nombre que nos describe Milkman ,la novela con la que Anna Burns (Belfast, 1962) ganó los premios Man Booker 2018, National Book Critics Circle 2019 y el Orwell 2019. La protagonista y narradora que transita por estas calles tampoco tiene nombre. Sabemos que tiene dieciocho años, que le gusta leer mientras camina y es la hermana mediana de una familia en la que nadie tiene nombre, donde todos son hermanos pequeños o mayores, cuñados primeros o terceros. De hecho, nadie en la ciudad tiene nombre, solo sobrenombres, descripciones que crean una red de relaciones en una sociedad cerrada y marcada por un conflicto político y religioso que hace que la ciudad esté dividida: los de este lado de la calle y los del otro; los de este lado del país y los que están al otro lado del mar. Barreras invisibles que se incrustan en las miradas y el comportamiento de una comunidad que resulta claustrofóbica para la protagonista y para el lector.
Aunque no haya nombres ni se concrete un país, religión o bando, sabemos de qué conflicto nos está hablando la autora y de qué época, porque nos lleva a la Irlanda del Norte de finales de los setenta, un periodo complejo de los Troubles. La tensión y sus consecuencias se pueden respirar a través de los fragmentos de los acontecimientos que la protagonista nos explica. Este es el marco de su mundo, el lugar en el que le ha tocado vivir y del que querría huir, pero no puede. Por eso lee mientras camina, porque la ficción le permite desconectar de lo que hay a su alrededor. Pero en una comunidad estricta, desviarse de la norma llama la atención. Resulta un acto extravagante. Quizá
también moriría de muerte violenta con treinta años.
Por su parte, Tácito describe con sorprendentes detalles aquello que difícilmente nadie podía conocer. En todo caso, afirmaba buscar el consenso de los demás autores: “Cuando transmitan versiones diferentes recogeremos cada una bajo el nombre correspondiente”.
En la niñez de Nerón, una larga lista de asesinatos había instaurado como norma el terror y la desconfianza. Rencor, odio, avaricia, superstición, venganza por doquier, conjuras, traiciones, crueldades, miedos, servilismos. Un clima irrespirable.
El incendio de la ciudad de Roma y la persecución bárbara de los cristianos han conferido gran parte de la mala fama de Nerón, considerado a menudo el más malvado de entre los emperadores romanos. Este volumenseleeconinterésyprovecho. |