Dos edades de oro
Visitando la exposición de Oriol Maspons en el MNAC, que se clausuró el pasado domingo, me quedé fascinado ante una pared donde se recogían, alineadas, las cubiertas que hizo en los años cincuenta y sesenta para la editorial Seix Barral. Los retratos, paisajes urbanos, momentos de vida cotidiana, objetos encontrados y motivos casi abstractos que Maspons recogía con su cámara entroncaban con la vanguardia fotográfica de ese momento, a cuyos representantes –Robert Doisneau, William Klein, André Thevent– había tratado en París. Y esas imágenes ilustraban los títulos que Carlos Barral y sus asesores eligieron para la colección Biblioteca Breve: de Marguerite Duras, Ingeborg Bachman, Max Frisch, Carson McCullers, Heinrich Böll, Doris Lessing, Juan Benet, Mario Vargas Llosa, Juan Marsé, Carmen Martín Gaite... En pleno franquismo, un sello combinaba la máxima modernidad internacional tanto en contenidos como en formatos. Literatura y artes visuales se daban la mano, creando una línea editorial que aún causa admiración.
La intensidad creativa de la Barcelona de esos años tiene mucho que ver con el cruce de disciplinas, como puede verse también en el recién aparecido libro Bocaccio. Donde ocurría todo, de Toni Vall (Destino/Columna), que a un nivel más lúdico y liviano pone de manifiesto que en la segunda mitad de los sesenta y a lo largo de los setenta, además de escritores, editores y fotógrafos, también los arquitectos, diseñadores, músicos, cantantes, cineastas y periodistas; en suma, el mundo de la llamada gauche divine, se encontraba de forma regular y cruzaba ideas y proyectos con la excusa que brindaba una discoteca de moda (y otros espacios como la calle Tuset).
No era la primera vez que algo así ocurría en Barcelona y en un plazo de tiempo acotado. J. F. Ràfols, en su aún no superado estudio Modernismo y modernistas, ubica entre la Exposición Universal de 1888 y la Semana Trágica de 1909 el auge de un movimiento donde confluyeron también profesionales de disciplinas muy diversas, de Gaudí y Domènech i Montaner a Enric Granados, Joan Maragall, Miquel dels Sants Oliver, Santiago Rusiñol, Ramon Casas y, como guinda, el joven Picasso. Dos exposiciones abiertas actualmente recogen ese gran momento: Barcelona i Els Quatre Gats, en la galería Gothsland, de la que ya hablamos en este suplemento, y Salons a Can Parés ,enla veterana galería de la calle Petritxol. Tanto el momento modernista como el momento gauche divine, dos edades de oro de la cultura de Barcelona, con proyección internacional, estuvieron marcados por la interdisciplinariedad, por la colaboración entre creadores con enfoques diferentes y complementarios. Habría que preguntarse si una atmósfera semejante marca el momento presente.
La confluencia de disciplinas marca tanto el momento modernista como el de la ‘gauche divine’