“Vi un avión y quise ser blanco”
“¿En qué lugar de España te gustaría vivir?, me preguntó una funcionaria que estaba detrás de una mesa”. La pregunta, formulada por una trabajadora del centro de menores de Málaga en la página 162 de un libro de 222, es el primer gesto de humanidad que Ousman Umar recibe desde que, con nueve años y tras ver un avión atravesando el cielo de Ghana, decide que quiere ser blanco. Una revelación y una pregunta separadas por cuatro años de terrible travesía migratoria condensadas en un conmovedor Viaje al país de los blancos. Un periplo que acaba en las calles de Barcelona porque su protagonista sólo sabe decir Barça en español.
Ousman Umar es un joven ghanés que llegó a España en patera en el 2005 buscando el paraíso. Tenía trece años o quince, no queda claro –“sé que nací un martes, no sé de qué mes ni de qué año porque en mi tribu eso no importa”–, y este es su relato autobiográfico descarnado y sin florituras. Escrito en primera persona, comienza lleno de ilusión en la selva de Ghana, en Fiaso, una aldea de apenas cien habitantes donde los blancos eran considerados dioses por los niños y las falsas necesidades se creaban a golpe de película de Hollywood que cada tanto se proyectaba en el centro del pueblo. Pero es la curiosidad, no la guerra ni la miseria, la que lleva al pequeño
Ousman Umar Ousman a emprender el viaje, a querer descubrir “ese país misterioso lleno de mercancías maravillosas” y de hombres que son todos pilotos, médicos, ingenieros... y blancos.
El relato de Ousman comparte con los miles de migrantes que cada año se la juegan para llegar a Europa el dolor, el miedo, la injusticia, el racismo y el sufrimiento. Sentimientos provocados por situaciones que narra con una naturalidad pasmosa. Las más duras: los 19 días de travesía por el desierto del Sáhara que realiza a través de las montañas de Hoggar. Allí acaba después de que las mafias, prometiéndole sólo tres días de periplo en Land Rover por más dinero, lo dejen tirado en mitad de las dunas junto a otros 46 migrantes más. Sólo consiguen llegar vivos seis. “Un negocio cruel, un asesinato a gran escala”, constata tras comprobar cómo el desierto se ha convertido en un gran cementerio donde los cadáveres sirven, si hay suerte, de punto de abastecimiento para los que sobreviven.
Pero en el relato de Ousman también tiene un papel fundamental el azar: la casualidad que lo hace toparse con Montse por las calles de Barcelona, la que luego se convertiría en su madre adoptiva; la suerte de un capitán que aborta el primer intento de cruzar el Atlántico en una patera que los hubiera llevado a una muerte segura; la fortuna de irse a hacer un recado en el momento en el que la policía de Trípoli irrumpe en el gueto donde se ocultaba, lo que lo salvó de pudrirse en una de las peores cárceles del mundo... “Siempre adelante, nunca hacia atrás”, ha sido el lema de Ousman Umar desde que dejó su hogar en África. Ahora tiene dos carreras, un máster, fotografías con el papa Francisco, el presidente del Barça y una oenegé premiada por la ONU. Sin embargo, no quiere que su historia se repita, de ahí la publicación de este libro. Palabras, pero, que son un arma de doble filo, porque pese a todo lo querefleja,éllohaconseguido. |
Traicionado por las mafias, sobrevive 19 días en el desierto del Sáhara; son 46, pero sólo sobreviven seis