La Vanguardia - Culturas

Las musas permanecen

Recuperaci­ón El Museo Reina Sofía dedica una amplia exposición a la figura de Delphine Seyrig, actriz, videorreal­izadora y activista feminista, y a los colectivos de vídeo feminista en Francia en los años setenta y ochenta

- ROCÍO DE LA VILLA

Por fin, una exposición feminista en el Museo Reina Sofía. Pues, si bien en los últimos años ha programado individual­es de artistas cuyas obras son referencia­les para el feminismo –Bourgeois, Spero, Kusama, Ferrer y la reciente de Miriam Cahn–, hasta ahora nunca había abordado la reconstruc­ción de un grupo de activistas en artes visuales a cargo de comisarias, también feministas. Posición explícita en Delphine Seyrig, actriz y videorreal­izadora sobre la que pivota esta exposición, cuando se le preguntó en qué consistía su feminismo: “En mi comunicaci­ón con otras mujeres, eso es lo primero. Escuchar a otras mujeres, hablar con ellas … No podría vivir sin eso”. Emulando a Simone de Beauvoir, quien años después de escribir El segundo sexo aseguró que no llegó a ser feminista hasta que se juntó con las jóvenes del Mouvement de Libération des Femmes (MLF).

En la década de los sesenta, sus iniciales D.S. fueron sinónimo de déesse, diosa, la diva distante y etérea en films de Resnais, Losey, Buñuel y Truffaut. Papel estereotip­ado y cosificado frente al que se rebeló, pasando a trabajar en los años setenta con directoras de cine como Marguerite Duras y Chantal Akerman, para la que protagoniz­a a la rutinaria ama de casa (y prostituta) Jeanne Dielmann. Ya en la década de los ochenta, trabajaría para Agnès Varda y participa en varias películas de la subversiva cineasta alemana Ulrike Ottinger. En todo caso, su trabajo como actriz fue declinando en la industria del cine cuanto más crecía su papel como activista feminista, desde mediados de los setenta, cuando junto a Carole Roussopoul­os y Ioana Wieder forma el grupo Les Muses s’amusent (Las musas se divierten) y después Les Insoumuses (Las insumusas), evocando la frase de Frida Kahlo: “Yo soy mi propia musa”.

Junto a la hasta entonces activista política Roussopoul­os aprende a filmar con la cámara de vídeo Portapak, que tras el Mayo del 68 también utilizabaG­odard,yqueseconv­ertirápara estas mujeres en herramient­a y arma de autodeterm­inación. En el primer documental que dirigió, Calladita estás más guapa, 1976, gracias a las respuestas de una veintena de actrices, con un montaje dinámico, evidenció el sexismo estructura­l en la industria del cine. Como subrayan las comisarias Natasa Petresin-Bachelez y Giovanna Zapperi: “La representa­ción de una mirada femenina dirigida hacia sí misma hace saltar por los aires tanto el aislamient­o de la actriz como la asociación tradiciona­l entre mujeres y narcisismo, el estatus de la mujer representa­da como objeto de la mirada masculina”. Ese mismo año, en Maso et Miso desmontarí­an con humor un misógino programa de televisión realizado para cerrar el año internacio­nal de la Mujer con Françoise Giraud, secretaria de Estado de la Condición Femenina, a la que ridiculiza­n con crueldad muy beauvoir frente a las mujeres machistas, con sencillos y muy eficaces recursos, como detencione­s repetitiva­s del tempo y el intercalad­o de frases socarronas rotuladas a mano.

A partir de ahí, se despliegan varios núcleos, con numerosos vídeos, de todos los frentes que abordaron, dando voz directa a sus protagonis­tas: las manifestan­tes pro aborto, las prostituta­s y las mujeres migrantes (asunto simultánea­mente trabajado en Francia por la artista turca Nil Yalter) y racializad­as, como el Movimiento de Mujeres Negras. O bien, dramatizan­do el relato de las torturas sufridas por la disidente brasileña Inês Etienne; y reconstruy­endo la historia de la pintora Aloïse, en paralelo al movimiento antipsiqui­atría iniciado por Foucault, Guattari y Deleuze.

El recorrido concluye con la creación en 1982 del Centre Audiovisue­l Simone de Beauvoir para la producción, archivo y difusión del movimiento feminista. Y el emocionant­e documental realizado por Seyrig tras la muerte de Beauvoir, registrand­o las miles de mujeres que asistieron y los miles de crespones que llegaron de todo el mundo para despedirla.

Seguimos a la espera de que el Reina Sofía salde su deuda con el arte feministae­nEspaña. |

COMISARIAS: NATASA PETRESIN-BACHELEZ Y GIOVANNA ZAPPERI. MUSEO REINA SOFÍA. MADRID. WWW.MUSEOREINA­SOFIA. ES. HASTA EL 23 DE MARZO

 ??  ?? Delphine Seyrig en ‘El año pasado en Marienbad’, 1961, película de Alain Resnais (arriba) Catherine Bernheim: ‘Delphine Seyrig empuñando una cámara durante el rodaje de ‘Où est-ce qu’on se mai’”, 1976 (centro) Foto fija de Jeanne Dielman ‘23 Quai du commerce, 1080 Bruxelles’, de Chantal Akerman, 1975
Delphine Seyrig en ‘El año pasado en Marienbad’, 1961, película de Alain Resnais (arriba) Catherine Bernheim: ‘Delphine Seyrig empuñando una cámara durante el rodaje de ‘Où est-ce qu’on se mai’”, 1976 (centro) Foto fija de Jeanne Dielman ‘23 Quai du commerce, 1080 Bruxelles’, de Chantal Akerman, 1975
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Musas insumisas. Delphine Seyrig y los colectivos de vídeo feminista en Francia en los 70 y 80

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