La Vanguardia - Culturas

Por culpa del sastre

- LILIAN NEUMAN

“Uno podría volver a vivir su vida entera con solo recordarla” afirmaba Ryszard Kapuscisns­ki. A los noventa y dos años, cuando presentaba en Roma Esercizi di memoria (Rizzoli, 2017), Andrea Camilleri bromeaba con su monumental memoria y con los libros “que sólo se le pueden ocurrir a un viejo”. Libros que escribe a solas –prefiero hablar en presente de este hombre poderoso que murió en el 2019–, o escribe con ayuda, cuando ya está perdiendo la vista. Mientras el mundo a su alrededor se apaga su memoria se expande y brilla en colores. Y le dicta cada mañana detallados episodios de infancia, de juventud, de adultez. Ya en el 2006 publicaba un retrato del niño que en la ocupación alemana espía el interior de un burdel –La pensión Eva –yen Privado de título (2007) él es el niño al que su padre lleva de la mano cuando ven un soldado fascista llorar a lágrima viva.

En Esercizi di memoria (no traducido) hay escenas gloriosas como la vida de joven que estudia en la Academia Nacional de Arte Dramático en Roma –en 1949– y comparte piso con otros que, como él, serán grandes figuras. Y reciben visitas de otros más, entre ellos, Vittorio Gassman.

En sus dos últimos libros publicados en España, ese joven potente sigue hablando. La novela Km 123 revela esa gran capacidad que Andrea Camilleri siempre atribuyó a su época de guionista de radio. Así, esta historia podría escucharse o escenifica­rse en una magnífica velada de teatro leído.

Un actor (de la estirpe de Alberto Sordi) podría leer la parte del gran empresario de la construcci­ón, adúltero, miserable, corrupto y temerario, con sus delirantes mensajes a la amante. Otra actriz la parte de la amante y esposa de un señor que no se entera de nada. Aquí hasta los textos del pobre enfermero-recadero (de quien no sabemos de qué lado está) merecen un lance interpreta­tivo, también la amiga de la pícara esposa, o el voluntario­so policía atrapado en esta red de mentirosos.

El autor es el niño al que su padre lleva de la mano cuando ven a un soldado fascista llorar a lágrima viva

‘Km 132’ revela la gran capacidad que Camilleri siempre atribuyó a su época de guionista de radio

Aunque durante la lectura uno sea iluso y crea que ya está cerca de resolver el enigma, él va por delante

Afortunada es Matilda, que respirará el siglo pasado y entrará en este otro de la mano de su bisabuelo

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