La formación de otra identidad
Historia Ramón Villares, consagrado intelectual gallego, describe el proceso histórico de creación de la identidad de Galicia como cultura-nación
En un momento atípico de este ensayo –una rigurosa reflexión sobre cómo se fue formando la identidad nacional gallega–, Ramón Villares (1951, Germande, Lugo) deja su ponderado tono académico e incrusta en el texto una imagen que elabora con retórica literaria. Está hablando del peso del mar en la configuración de su nación, acabadereferirsealapescayenbreve lo hará a la emigración, y entonces cita una expresión del patriarca Otero Pedrayo: “Galicia es una tierra de adioses”. El espacio del adiós es el muelle y así se lo hace visualizar Villares al lector: “Los muelles gallegos saben de llantos y tristezas, tanto de los que al partir dejan desgarradas una familia como los de que, al retornar pobres y derrotados, no traen consigo ni un pañuelo con el que enjuagar sus propias lágrimas”. Tal vez en ese muelle, desde finales del XIX y hasta casi mediados del XX, pasó lo que constituye esa identidad. ¿Por qué?
Es difícil no intuir una hermandad entre La formació d’una identitat de Fontana y el ensayo de Villares. Son obras de vida y en parte su propósito de historia nacional es el mismo, más atentos al desarrollo en el tiempo de sociedades complejas que a la permanencia de esencias inamovibles, pero no comparten estrategia: lo que en Fontana era una síntesis cronológica, aquí tiene una decantación más temática. De entrada Villares fija las condiciones que, llegado el momento de la invención de las naciones, posibilitaron que Galicia adquiera la condición de nación cultural. Bloqueada su expansión por el sur desde el siglo XII y excéntrica respecto a Castilla, apenas participó de guerras y conquistas. Esa singularidad hizo que la iglesia fuera el agente que trazó el surco más profundo para dar forma a esta tierra extrema donde lo rural pesó más que lo urbano hasta hace relativamente poco. Algunas de esas condiciones, en el tiempo clave, fueron la base a partir de la cual la historia romántica y la publicística levantaron el mito celta y el de la sociedad de los castillos.
Buscar orígenes étnicos en tradiciones medievales periclitadas fue una constante y la cultura celta fue reinventada con ese propósito en diversas naciones. Así ocurrió en Bretaña u Escocia. No sería Galicia, en este sentido, una excepción. Pero en este ejercicio de comparación lo singular, precisamente, es lo que ese muelle simboliza y que se explicita desde el subtítulo mismo del libro: la nación de la que hablamos es Una nación entre dos mundos. Mostrarlo, con datos e interpretaciones, es lo más atractivo que Millares propone. Centrándose en tres casos –Brasil, La Habana y un Buenos Aires donde el peso demográfico de la colonia fue enorme– piensa las consecuencias de esa emigración masiva (un 4% de los europeos que fueron a América eran gallegos) que al ser popular, campesina o dedicada a oficios de baja calificación laboral, llevó a establecer unos tejidos de convivencia que, en el recuerdo y desde la distancia, permitieron una definitiva cristalización de una identidadetnoculturalpeculiar. |
PASADO & PRESENTE. 284 PÁGINAS. 22 EUROS