‘Ni marxistes, ni universitaris, ni damisel·les’
“Després de dues generacions de marxisme encapsulat, d’universitarisme de la pitjor ganya, el que havia passat no interessava als historiadors. El gènere de la novel·la havia quedat en territori de les damisel·les i els nacionalistes”, escribe Castillo. Por el contrario, ha llevado a cabo una documentación a fondo. Ha hablado con la gente, ha encontrado documentación inédita, ha leído un montón de memorias y testimonios. En la investigación aparecen amigos y una chica, Sara, en quien el protagonista proyecta sus turbulencias. Una novela viva. descreido y profundamente autocrítico de su amigo Pantaleó Ribot, que es el protagonista de El tango de Dien Bien Phu (un título un poco oportunista que no se corresponde del todo con lo que explica el libro), juntamente con Dani Cajal, el alter ego de Castillo, que protagoniza sus novelas principales.
Enfermo de cáncer, ingresado en el Vall d’Hebron, Ribot da las últimas lecciones a Cajal. Tras años evitándolo se le ha metido en la cabeza escribir un libro sobre los anarquistas al final de la Guerra Civil, el paso de la frontera, el campo de concentración de Argelers, donde no tenían los mismos derechos que los otros refugiados, vivían en unas barracas que bautizaron como conilleres. También aparece el terrible castillo de Cotlliure, donde estaban las celdas de castigo. La historia sigue con la participación de los supervivientes anarquistas en la división Leclerc, que entró en París, y una de las ramas acaba en la guerra de Indochina: de ahí el título.
La novela, que en la primera versión era mucho más extensa, utiliza mucha documentación de primera mano, lo que la hace interesante. Uno de los aspectos más originales es el choque entre los viejos anarquistas pasados por el exilio y los peludos del mitin de la CNT de Montjuïc de julio de 1977. En esta contradicción o bifurcación de la vida es donde el personaje de Cajal adquiere mayor vuelo y recuerda los buenos momentos de El cel de l’infern. Ribot que es un hombre bregado, le dice que no idealice la roña, la muerte, ni la guerra. El retrato de Ribot y su novia, Lucille, en los años del boom del turismo en la Costa Brava está muy bien. Una novela de la guerra que, por suerte, no se parece a ninguna otra. |
Ribot, que es un hombre bregado, le dice a Cajal que no idealice la roña, la muerte, ni la guerra