La precariedad cultural
¿Nos querrán indiferentes? ¿Acríticos? ¿Faltos de criterio? O sea: indefensos. Una persona desarbolada de cultura y educación es un ciudadano manejable. Ahogado en la propia mansedumbre. Conformado y sin referencias. Al parecer, el sueño húmedo de políticos, gestores y mandamases de la cosa pública que entienden que la cultura, su uso y fomento son bienes de lujo, ocio y diversión. Dirán: “Un disfrute lúdico”. “Prescindible y subalterno”. Es vergonzoso que debamos recordar, de nuevo, algo tan evidente como que la cultura es un derecho del ciudadano y una obligación política fomentarla y poner las bases estructurales para potenciar su desarrollo, incentivar iniciativas y procurar los medios para incrementar su relevancia y consumo en la sociedad. que llevamos años inmersos en unos tiempos difíciles para la cultura, para los creadores y para los receptores. Tiempos de paréntesis, de parálisis.
Durante años la tendencia política ha sido sacralizar el arte, convertirlo en las señales evidentes de la élite del poder. Una cultura solemne, histórica, lujosa pero quieta. Un escaparate. Algo irrefutable que no crea problemas al establishment. La cultura y el arte siempre han sido sinónimos de vida, libertad, agitación y, más o menos, de progreso. Y ya no es cuestión de afiliaciones a una u otra ideología, de premios y castigos con que determinados gobiernos, casi todos, han priorizado a sus artistas, intelectuales… orgánicos. Hay que abrir el foco. La grandeza de una cultura es su pluralidad y diversidad; si hay que escoger ya lo hará la ciudadanía, que
Nacido en la Patagonia argentina en 1971, vive desde hace más de veinte años en Barcelona, ciudad en la que ha centrado con frecuencia su trabajo. En su estudio del barrio de Gràcia se dedica a la actividad docente, aunque prefiere definirlo como que abre sus puertas a otras personas a las que orienta en sus proyectos.
EL ARTISTA.
Se considera historiador visual y desde el 2011 ha centrado sus investigaciones en la Bauhaus, especialmente en las limitaciones sufridas por las mujeres que formaban parte de la escuela.
LA OBRA.