Un referente de calidad que busca un mayor eco
El último empuje a la promoción exterior de la sanidad se ha dado desde hace tres o cuatro años con la colaboración de las asociaciones Barcelona Centre Mèdic y Barcelona Medical Agency y la Agència Catalana de Turisme para la marca Barcelona Medical Destination. El programa busca atraer a pacientes a centros como, entre otros, Quirón, Dexeus, Teknon, el hospital infantil Sant Joan de Déu, el Institut Guttmann o las clínicas oftalmológicas Barraquer, ICO e IMO. Mariángeles Tapia, gerente del Instituto de Oncología IMOR y secretaria general de BCM, asegura que este clúster como sanidad de excelencia funciona y va al alza, pues se hacen estudios de mercado y la ayuda de la administración le da solidez. Es un modelo que otras autonomías importan. Al menos 20.000 pacientes vienen de otros países cada año a visitarse a centros barceloneses.
La proyección sanitaria de Barcelona pareció despegar antes de la crisis económica, se estancó, reemprendiólacarrera...Susvaivenesseencuadran en un escenario internacional cada vez más amplio y competitivo. Al mal llamado turismo sanitario se le auguró un futuro multimillonario a principios del 2000. Con la crisis económica se rebajó el volumen. Siempre ha estado por debajo de las expectativas, pero lo que parecía un negocio de pocos países se ha ampliado.
Hay centros del área de Barcelona que desde hace años reciben un porcentaje elevado de visitas (y una parte aún mayor de su facturación) de pacientes extranjeros (de las monarquías del Golfo, de Rusia y de otros países europeos, sobre todo), como los institutos Barraquer e ICR, el Institut Marquès de reproducción asistida,
Antoni Gutiérrez-Rubí
La audacia es la diferencia. Barcelona necesita recuperar una audacia colectiva que garantice que su tradicional ambición no acabe en frustración melancólica. Esta osadía es la que la que ha permitido a la ciudad competir en la liga de las grandes ciudades sin serlo y sin tener ni el tamaño, ni la densidad, ni la fuerza que otras grandes metrópolis tienen. La audacia es un valor intangible: se vive, se transmite, se multiplica. Un intangible que mueve realidades.
Esta determinación tiene cinco claves: Barcelona debe apostar por una concepción de ecosistema metropolitano. Los límites de la ciudad no son su mapa municipal. Necesitamos una cartografía mental, económica, urbanística, social y política de ámbito metropolitano, que nos permita adaptarnos a las tendencias con el tamaño adecuado. Barcelona debe diversificar su oferta, para hacer posible que los sueños (de vida, de emprendimiento, de inversión) puedan desarrollarse con gran plasticidad y elasticidad. Una concepción de desarrollo circular y sostenible.
Barcelona, capital mediterránea. En lo cultural, en lo gastronómico, en la identidad. Recuperar el concepto de litoral como conexión física y digital. Mirar la ciudad desde el mar, cambiar el foco y la perspectiva. Barcelona como laboratorio permanente para el humanismo tecnológico, para los archivos literarios, para la ciencia del conocimiento o la innovación tecnológica. La ciudad que piensa, en la que se puede pensar y que atrae a pensadores/as; y, por consiguiente, innovación.
Barcelona, nodo de servicios hospitalarios de gran calidad, de la industria biofarmacéutica, de la salud integral. Desde la capitalidad de la agroalimentación hasta la medicina tradicional china.
Barcelona dice que tiene poder. Pero proclamarlo, añorarlo, reivindicarlo no es suficiente. ”Lo que puedas hacer, o soñar, comiénzalo. La audacia tiene genio, poder y magia en ello”, escribía Goethe. Se trata de ponernos en marcha, cada cual, desde su lugar, con un liderazgo coral de la incumbencia, más que de la simple competencia, capaz de organizar la cooperación de los sectores público, privado y social. Y compartiendo una estrategia inteligente de recuperación que se parezca más a un reinicio que a un continuará.
vida. La escala. La diversificación. mediterraneidad. Las ideas. La Las nuevas industrias de la