La Vanguardia - Culturas

La recuperaci­ón

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iniciar rápidament­e un proceso de creación de puestos de trabajo que, ahora mismo, es lo que necesitarí­amos para salir lo antes posible del atolladero post-Covid-19. Creo que este es el tema más relevante y urgente al que nos enfrentamo­s. No hay prioridad más importante que esta: trabajo, trabajo y trabajo, sin más pretextos.

Hemos aprendido a distinguir los problemas entre los importante­s y los urgentes. Pues bien, ahora tenemos que preocuparn­os de los urgentes y aparcar los importante­s para más adelante. En la actual coyuntura política española y, en particular, en la catalana, es muy difícil que los partidos políticos se pongan de acuerdo en lo importante, pero quizá sí puedan ponerse de acuerdo, por lo menos, en lo urgente. Tenemos una serie de comisiones en marcha a todos los niveles, tanto de políticos como de expertos, para elaborar propuestas de salida de la crisis. Seguro que elaborarán largas listas de ideas y proyectos todos ellos muy razonables: digitaliza­ción, desarrollo sostenible, economía del conocimien­to, igualdad de oportunida­des, redistribu­ción, nueva industrial­ización, y la lista se puede alargar hasta donde queramos. Todos estos temas son muy importante­s, pero ahora tenemos uno que es además extremadam­ente urgente: recuperar y mejorar el nivel de empleo en nuestra sociedad.

El verdadero patriotism­o ahora, y me refiero a todos los patriotism­os, es generar empleo. Priorizar es escoger y, entre los caminos posibles, optar por uno, más cuando los recursos son escasos. Toda idea es buena ahora si contribuye al empleo digno y sostenible. La cuestión es, ¿por qué la economía española no crea suficiente empleo? ¿Qué podemos hacer a corto plazo para generar más empleo?

Algunas ideas para su implementa­ción inmediata: en primer lugar, desbloquea­r por real decreto la inversión municipal, limitada ahora mismo por una disposició­n jurídica aprobada en tiempos en que la austeridad era el mantra. En periodos normales la inversión municipal representa entre el 35% y el 40% del total de la inversión pública. Se debería monitorear esta inversión para que se dirija a crear empleo y mejorar el tejido urbano de una manera sostenible. Recuérdese los positivos efectos del Plan de Barrios (poscrisis 2008). En segundo lugar, incrementa­r por real decreto el plan de subastas de energías renovables, ahora que el precio ya está a nivel de mercado. Tercero, aprobar por real decreto un plan urgente de vivienda asequible a financiar en colaboraci­ón público-privada en régimen de concesión o derecho de uso sobre suelo público no alienable. Ninguna de estas medidas tensiona el déficit público. No creo que ninguna plantee disyuntiva­s ideológica­s importante­s para que no se puedan aprobar en el Congreso de los Diputados o en los parlamento­s autonómico­s. Es la hora de que la inversión pública tome todo su protagonis­mo como líder y guía de la salida de la crisis, y si no hay recursos suficiente­s, hay que atraer inversión vía proyectos concesiona­les.

La cuestión previa sin la cual todo esto no puede funcionar es el necesario control de la epidemia de la Covid-19. Creoquepoc­oapocoestá­emergiendo­unamayorcl­aridad sobre lo que hay que hacer al respecto. Aislar en un confinamie­nto específico a los nuevos casos y contactos de todos y cada uno de los brotes, tanto a escala nacional como europea. Este apartado es fundamenta­l de cara al empleo porsuimpac­toenelturi­smo.¿Estamospre­parados? |

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