Buenos libros de todo color
Qué año tan distinto. Y, en el fondo, tan igual. Se han publicado menos libros, claro, pero con la variedad de siempre: de los muy experimentales a los muy pensados para el gran público, pasando por una gama inacabable de todos los colores. Ustedes pensarán que me repito, de tanto oír la copla: la narrativa en catalán está en un momento muy abierto e interesante, y si algo falta, son lectores. A ver si se animan.
Boulder
Club Editor
La trilogía que empezó con Permagel sigue adelante. En este caso es la historia protagonizada por una mujer en un viaje austral, que busca la libertad y, con una serie de rebotes, acaba ligada como nunca hubiera querido. En este caso marca contraste entre la maternidad deseada y absorbente y el ideal de independencia celibataria. La novela, que es dura, está escrita con el mismo aliento poético que Permagel. Baltasar tiene otro punto a favor: en un mundo de pequeñas inquinas, vive la vida literaria con una distancia digna y envidiable.
El càstig
L’Altra
Si tuviera que votar en un premio a la mejor novela publicada este año, quizá lo haría por El càstig de Guillem Sala. Una novela-novela. Una historia de extraradio con una chica perdida, que es profesora, y un chaval, un alumno tarambana, buen chico, con quien se acaba encontrando. La mezcla de catalán y castellano está tratada con voluntad artística: no es una simple grabadora que corre por el mundo. Lo tiene todo: personajes, trama y drama.
La casa de foc
Proa
Un libro monumental, con un personaje que huye y que, mientras se busca, encuentra una historia delicada, con un zahorí, que es un gran personaje de novela rusa, y toda la gente que gira a su alrededor, en un valle de la comarca de la Garrotxa. Una novela vitalista sobre salir adelante contra todo y contra todos, de la manera que sea, buscando la fuente de la vida como quien busca un lugar para excavar un pozo.
LA SELECCIÓN DEL CRÍTICO
Julià Guillamon