El canon exquisito
¿Qué es lo que conforma la lista de autores indiscutibles en el mundo literario? ¿El prestigio? Un editor que conozco sostiene que prestigio es igual a calidad reconocida más un mínimo éxito de ventas, la primera sin el segundo no resulta suficiente. Desde la sociología francesa se han registrado intentos de precisar cómo se afianzan e irradian los cánones culturales: Pierre Bourdieu y Pascale Casanova dedicaron estudios muy relevantes al “campo literario” y la “República mundial de las letras”, profundizando en estas cuestiones.
¿El éxito? En los últimos quince años somos unos cuantos que en distintos países nos hemos preguntado por las razones del éxito de ventas. John Sutherland en Gran Bretaña, Frédéric Rouvillois en Francia, David Viñas y el abajo firmante en España hemos investigado por qué ciertos libros se convierten en best sellers, intentando despojar al término de sus connotaciones negativas –la del comercialismo ramplón– y remarcando en cambio las que les convierten (no a todos, claro) en creaciones de referencia: por su simbolismo, su atractivo lector, su capacidad de conectar con las grandes preocupaciones colectivas. De Dickens al Diario de Ana Frank y de Julio Verne a García
Márquez o Ruiz Zafón se erige el canon de los libros populares. Los superventas no se producen por casualidad sino atendiendo a lógicas explicables. A posteriori, claro, a priori solo las captan los editores de gran olfato.
En último extremo, observamos que la indiscutibilidad literaria, que cambia con el tiempo, tiende a edificarse sobre la confluencia de los distintos actores del ecosistema libresco: lectores, libreros, la crítica literaria, el periodismo cultural, los bibliotecarios, los departamentos universitarios... Más indiscutible se vuelve una obra cuantos más de ellos tenga a favor. En el panorama peninsular de los últimos sesenta años, y por hablar solo de autores fallecidos, sería el caso de Camilo José Cela, Miguel Delibes, Carmen Laforet, Mercè Rodoreda o Josep Pla. Todos muy prestigiosos, leídos y difundidos. Celebrados en todos los ámbitos citados.
Un ámbito importante hacia la indiscutibilidad es el de la literatura considerada exigente. Aquella que renueva el arte de la escritura y atrae a los lectores con una cultura sólida. La que no tiene problemas para requerir a quien la elige un esfuerzo, que se verá compensado con creces por el placer que acaba deparando. Cuando a esta literatura le llega el claro reconocimiento gremial, el éxito de ventas suele seguir con mayor o menor rapidez y pasa a engrosar la lista de long sellers: aquellos libros que se acaban vendiendo mucho en el largo plazo. Es la contrapartida del canon de la literatura popular, con el que a veces ofrece inesperadas coincidencias.
En España, una celebración de esa literatura más exigente –y podríamos decir exquisita– que ha ido ganando solvencia es la que promueve el premio Formentor. Este galardón, impulsado por Carlos Barral y otros editores internacionales entre 1961 y 1967, fue recuperado por el ensayista y gestor cultural Basilio Baltasar en el 2011. La entrega del premio constituye el acto central de los encuentros literarios que se celebran anualmente en el hotel mallorquín del mismo nombre. Este año se celebró en septiembre con las limitaciones propias del momento (y posteriormente el hotel ha cambiado de propiedad), pero la fundación que lo ampara lo ha complementado con la publicación del volumen Prix Formentor, donde Baltasar explica las razones de esta
“conjura literaria” atenta a “fomentar el buen gusto, la admiración por lo mejor, la certeza de lo excelente y la elegancia cultural”. El libro se suma a una colección de cuidados Carnets de Formentor que la fundación edita y recoge actas de los jurados, discursos de premiados e imágenes de las distintas épocas, una delicia para interesados. Y documenta la lista que nos lleva de los nombres de los años sesenta (Beckett, Borges, Dacia Maraini, Jorge Semprún, Nathalie Sarraute o Saul Bellow) a los del decenio que se cierra: Carlos Fuentes, Juan Goytisolo, Javier Marías, Enrique Vila-Matas, Roberto Calasso, Alberto Manguel, Mircea Cartarescu, Annie Ernaux y Cees Noteboom. Los indiscutibles del exquisito canon Formentor.
¿Qué es lo que conforma la lista de ‘indiscutibles’ en el mundo literario? ¿El prestigio? ¿El éxito de ventas?