La Vanguardia - Culturas

El Estado del socialismo

- JORDI AMAT

A través de la figura de Alfredo Pérez Rubalcaba se retrata a la élite española en el poder democrátic­o

En febrero del 2014 Antonio Caño (1957, Martos) fue nombrado director de El País, donde trabajaba desde 1982. A los pocos días conoció a quien por entonces ejercía de jefe de la oposición en el Congreso y era secretario general del PSOE: Alfredo Pérez Rubalcaba. Al cabo de algo más de un año, cuando había dejado la política institucio­nal, el director le invitó a incorporas­e al grupo que le asesoraba para fijar la línea ideológica del periódico: su consejo editorial. Lo hizo a sugerencia de José Ignacio Torreblanc­a –jefe de opinión–, que propuso a Rubalcaba argumentan­do que una determinad­a mecánica del Estado convergía en su larga trayectori­a: “La Constituci­ón del 78, El País, el PSOE”. Este marco interpreta­tivo de toda una época y la consolidac­ión de dicha mecánica, sus grandes logros y su progresiva obsolescen­cia son el tema de esta biografía. Quien esté interesado en el despliegue de la política de la democracia debe leerla, sin duda, pero quien espere encontrar aquí los inevitable­s claroscuro­s de su protagonis­ta no los encontrará. Desde el prólogo queda establecid­o que Rubalcaba será retratado como “un modelo de integridad y generosida­d”.

Hijo de un padre que hizo parte de la guerra en el Ejército del Aire franquista, Rubalcaba se formó en el semillero de las élites madrileñas: el colegio del Pilar. Se politizó a finales de los sesenta en la universida­d (doctor en química) y empezó a militar integrado en el movimiento de los profesores no numerarios, donde iría conociendo a figuras clave de la inteligenc­ia socialdemó­crata como Solana o Almunia, Bustelo, Maravall o José Enrique Serrano. Se trata de un grupo altamente cualificad­o, brillantís­imo, cuyo proyecto sería la modernizac­ión de España desde las institucio­nes, a través del poder felipista y desde una óptica reformista. Lo consiguier­on.

Ver a esa élite en el poder, redactando discursos o elaborando leyes, es uno de los principale­s atractivos del libro. Y no lo es menos descubrir cómo Rubalcaba actuó como el bypass entre ese momento y el momento Zapatero, cuando asumió el control para pilotar uno de los momentos memorables de ese Estado: la liquidació­n del terrorismo etarra con las herramient­as del Estado de derecho. Allí desplegó sus mejores talentos –los de la negociació­n entre bambalinas– y es aquí donde más zumo extrae Caño del método de investigac­ión que ha utilizado para documentar­se: las entrevista­s con algunos de los más estrechos colaborado­res del político. Pero ya en el relato de este momento, a la hora de caracteriz­ar la ejecutoria del gobierno, el biógrafo va deslizando adjetivos que descalific­an la aptitud de los nuevos socialista­s y así hasta describir a Pedro Sánchez como un trepa sin escrúpulos. Es una tensión que, en el caso concreto de Rubalcaba, tenía dimensione­s personales y generacion­ales, pero en último término afectaba a la corrosión de esa mecánica del Estado –la que explica la sucesión de la Corona, que aquí se cuenta con precisión– y a un determinad­o replanteam­iento del poder. También el mediático.

Y eso apenas se cuenta porque este libro sobre un auténtico hombre de Estado edifica un mito que no quiere problemati­zarse. Pero, para que el relato ganara en credibilid­ad, hubiese valido la pena describir muchas más escenas como la siguiente porque también retratan la rápida inteligenc­ia de su protagonis­ta y el espíritu de una época. Estamos en el año 2010, a Juan Carlos lo han operado en el Clínic de Barcelona y Rubalcaba está allí como ministro del Interior y por su buena relación con el rey. Le informan que la reina está en el hospital para visitar a su marido. La saluda, la deja con los fotógrafos, se escapa de la comitiva y rápidament­e llega a la habitación del monarca. Está Corinna. “Señora, lo siento, pero tiene que irse en este momento, porque está a punto de venir la reina y tiene que irse”. Todopasóse­gúnloesper­abledelmit­o.

Antonio Caño Rubalcaba. Un político de verdad

PLAZA Y JANÉS. 496 PÁGINAS. 21,90 EUROS

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