“Vivimos en una decadencia sostenible”
¿Somos víctimas de nuestro propio éxito? ¿Solo podemos dar vueltas y vueltas sobre los éxitos del pasado, sin apenas dar pasos adelante que sean realmente innovadores? Así lo cree Ross Douthat (San Francisco, California, 1979), la voz joven y conservadora en las páginas de opinión de The New York Times en La sociedad decadente (Ariel). Las luces, según su análisis, escasean. Y todo mientras esperamos a “los bárbaros…”.
Señala que vivimos en una “decadencia sostenible”, en una felicidad rodeada de declive económico, político, cultural y demográfico,porquesecombinaconuna sociedad más o menos rica y con avances tecnológicos. ¿Cuánto tiempo puede vivir una sociedad así antes de estallar? Las protestas y los disturbios del verano en EE.UU. y los de este mes sugieren que el mundo occidental puede estar en un momento más explosivo del que se pueda pensar, pero no sabemos en qué medida es una respuesta a la experiencia, singularmente loca, de la pandemia y en qué medida volverá la estabilidad decadente en el 2021. El experimento es novedoso, aunque habrá más respuestas cuando la epidemia se diluya.
Si hablamos de decadencia, ¿estamos peor o mejor tras la inesperada crisis shock del coronavirus?
La buena noticia es que la velocidad en el desarrollo de la vacuna es una prueba de que los avances científicos todavía son posibles y una muestra tal vez de que una nueva era de progreso tecnológico podría estar por venir. La mala noticia es que la respuesta política e institucional al virus, tanto en EE.UU. como en Europa Occidental, ha sido incluso más ineficaz y esclerótica de lo que mi hipótesis de la decadencia hacía esperar. La peor noticia es que socialmente la era del confinamiento ha hecho mucho peores varias de las características de la decadencia: la huida a la realidad virtual o la decadencia del sexo, el matrimonio y la maternidad.
Losaztecasnoesperabanlosmicrobioseuropeos, tampoco los romanos ni el París del siglo XVIII las plagas, y todos ellos colapsaron un concepto de sociedad, dice. ¿Es lo que está pasando con la covid?
No creo que esté al nivel del fin de la civilización de los aztecas o los incas, en especial porque Cortés y Pizarro no están, hasta donde se sabe, esperando entre bastidores. Pero una plaga no tiene que destruir una sociedad para cambiarla. Se puede ver en desastres como la peste de Cipriano o el terremoto de Lisboa, que son momentos clave de la historia. Este podría ser uno, aunque todavía no sabemos qué hay al otro lado de la puerta.
En su libro indica que los disturbios y los logros científicos (como el aterrizaje en la Luna, el mundo atómico, etcétera) de los años sesenta fueron vistos como un “punto de partida” más que un final, al contrario de lo que ocurre hoy con SpaceX y las nuevas tecnologías, por ejemplo. ¿Son solo fuegos de artificio del progreso?
SpaceX puede ser un nuevo comienzo. Y espero que lo sea. Pero la gente se ha acostumbrado a las hazañas técnicas que deslumbran sin transformar el mundo y aún no sabemos si Elon Musk solo deslumbra o es un verdadero transformador. Cuando miras a la era espacial de las décadas de 1950 y 1960, lo sorprendente es la confianza que tenía mucha gente en que a estas alturas ya viviríamos en el espacio y se habrían colonizado otros mundos. Que ninguna de las profecías se haya cumplido significa que las personas dudan de si poner demasiada fe en las innovaciones actuales por más prometedoras que sean.
Y eso le lleva nuevamente a la decadencia. ¿No queda viva ninguna ambición, aunque sea utópica, que valga como para sacudirse de esta y poder avanzar? ¿O, toda vez que usted se define conservador, cree que la salida está más en el pasado que en el presente
El ensayista y columnista de ‘The New York Times’ critica que la cultura digital “ha creado un mundo de hinchas, pornografía, mediocridad y paranoia”
“La respuesta política e institucional al virus ha sido incluso más ineficaz de lo que mi hipótesis de la decadencia sugiere”
o que en imaginar un futuro desconocido? Pienso que los movimientos que alteran el futuro a menudo comienzan mirando al pasado. Mire los comienzos de la Europa moderna: el Renacimiento se inicia con artistas que miraban a los antiguos romanos y griegos; la Reforma, con reformadores religiosos que miraban o al menos que imaginaban estar mirando a una iglesia premedieval. Espero que cualquier huida de la decadencia tome en serio el pasado y el futuro y se niegue a quedar aprisionada por el chovinismo presente.
Gramsci dijo que toda revolución necesita primero de una revolución cultural, y esto no es lo que parece estar pasando. ¿O sí, y lo está haciendo la cultura digital?
No estoy seguro de si Gramsci está en lo cierto. La “cultura” es en sí misma una cosa tan enredada que es difícil decir con certeza dónde debe comenzar un renacimiento. Y probablemente a veces el cambio cultural sigue al cambio científico o político en lugar de precederlo. En todo caso, no creo que la cultura digital, tal como ha evolucionado hasta ahora, presagie un renacimiento: ha creado un mundo de hinchas y pornografía dominado por unas pocas empresas y marcas dominantes, que se caracteriza por una mezcla de mediocridad y paranoia. Por ahora internet es más enervante que inspirador.
Usa las películas para explicar nuestra época y argumenta que ahora no hay más filmes del tipo ‘Braveheart’ sino que se producen otros, por dar aquí algún ejemplo, del estilo de los héroes de Marvel o secuelas de ‘Avatar’. ¿Qué significa?
No considero Braveheart como un ejemplo
“Si eliminas la sensación de que la vida humana tiene un propósito, es mucho más fácil aceptar el absurdo”