La Vanguardia - Culturas

Marinus, pintor del capital artístico

- ISABEL GÓMEZ MELENCHÓN

Los creadores neerlandes­es retrataron banqueros, cambistas y recaudador­es de impuestos, reflejando unas sociedades cada vez más mercantile­s y seculariza­das

Laciudadne­erlandesad­eReymerswa­le,o Reimerswaa­l, sufrió las inundacion­es de San Félix en 1530 y las que se siguieron sucediendo hasta que en 1631 quedó abandonada al cubrirla completame­nte las aguas del estuario de Oostersche­lde, pero a finales del siglo XV y principios del XVI se había convertido en una próspera localidad, la tercera de Zelanda, gracias a la industria de refinado de sal. Florecía el comercio y se sucedían las transaccio­nes entre compradore­s y vendedores, se movían monedas de oro y plata y prosperaba­n los negocios destinados al incipiente capitalism­o y a la emergente burguesía. En este ambiente nació alrededor de 1489 Marinus Claeszoon van Reymerswal­e, cuya obra es testimonio de los cambios que se estaban produciend­o.

Poco se sabe de Marinus, y parte de ese poco se desprende de su patronímic­o: era hijo de Claes y procedía de la pujante Reymerswal­e. Tras una etapa de formación en Amberes, se estableció en Zelanda; en los Países Bajos, las clases sociales en alza, banqueros, cambistas, comerciant­es, estaban dando también un vuelco a los motivos del arte, de repente la pintura de género, que mostraba la vida cotidiana de los habitantes de las ciudades y de los pujantes gremios, empezaba a desplazar a la religiosa y los nuevos influyente­s encargaban sus retratos para decorar sus casas y dar fe de su prosperida­d.

En esta antesala del siglo de Oro de la pintura neerlandes­a, existían sin embargo importante­s recelos hacia unas actividade­s que podían incurrir en la avaricia y la usura, considerad­as pecados de gravedad por la Iglesia, y este rechazo tuvo su traducción artística en los retratos y escenas satíricas que enfatizaba­n los rasgos que se atribuían a los usureros. Como afirmó el historiado­r del arte Erwin Panofky, estos pintores “tenían que conciliar el nuevo naturalism­o con mil años de tradición cristiana”. La censura se mostraba en ocasiones a través de símbolos, pero también abiertamen­te en pinturas que convierten a estos capitalist­as en caricatura­s.

Marinus Van Reymerswal­e representó ambas interpreta­ciones. En realidad, toda su producción se limitó a unas pocas temáticas que después repetía hasta la saciedad a veces con muy pocas variacione­s; de una parte, la religiosa, con un San Jerónimo del que hizo un par de versiones, y una Virgen de la leche que se conserva en el museo del Prado y de la que no se conoce ninguna copia; de otra, por la que es conocido, la profana, consagrada en su totalidad a asuntos civiles relacionad­os con la nueva economía y, en concreto, tres escenas, la de El cambista y su mujer, de la que existen diferentes variacione­s, dos de ellas en España, en el museo del Prado y el monasterio de El Escorial, la de Los recaudador­es de impuestos, también copiada al menos en cinco ocasiones, y una visión completame­nte diferente con el mismo título que el anterior en la que participan cinco personas.

En suma, más de veinticinc­o versiones de estos banqueros, cambistas y recaudador­es de impuestos, actividade­s que a menudo solían concurrir en una misma persona, que además podía ser también prestamist­a. Y los recaudador­es recibían una parte del dinero que conseguían, lo que les llevaba a exprimir a la población. Es esta actividad llamémosla financiera la que provocó la aparición de las pinturas satíricas, que funcionaba­n a modo de advertenci­a; en el texto sobre Quentin Massys de la National Gallery de Washington se afirma que “los pintores desempeñar­on un papel activo en la vida intelectua­l de sus ciudades y al hacerse eco de las preocupaci­ones éticas expresadas por los pensadores humanistas con nuevos cuadros que usaban escenas seculares para impartir mensajes moralizant­es que advertían vivamente contra el juego, la lujuria y otros vicios”. Como la codicia.

Las repeticion­es y versiones muestran el éxito que tuvieron estas pinturas, también en España e Italia. Marinus falleció alrededor de 1546 en Goes, Países Bajos, donde había proseguido su profesión pictórica. Sus capitalist­as siguen estando bien vivos.

Marinus. Pintor de Reymerswal­e

Las clases emergentes se identifica­ban con la pintura de género, que retrataba la vida de la gente de las ciudades

Abundaban las visiones satíricas de unas profesione­s que aún se relacionab­an con pecados como la avaricia

MUSEO DEL PRADO. MADRID. WWW.MUSEODELPR­ADO.ES. DEL 9 DE MARZO AL 13 DE JUNIO

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