Betún sobre hormigón

Quién tiró la piedra

Si a alguien le sobran seis millones y medio de euros, hay un tríplex de dos dormitorios a la venta por ese precio en el barrio de Tribeca en Manhattan. Incluye bodega con control de temperatura, cocina abierta, una curiosa habitación descrita como “gimnasio/oficina con medio baño”, un salón gigantesco con techos de ocho metros de altura y un mural original de Keith Haring. El artista lo pintó en 1979, cuando era estudiante y la Escuela de Artes Visuales de Nueva York utilizaba ese espacio como galería para sus alumnos. El fresco, que está hecho con betún y alcohol directamente sobre la pared de hormigón (razón por la cual el anterior dueño no pudo llevárselo) pasó muchos años oculto y se encontró por casualidad al hacer unas obras hace 20 años. Estaba tapado por un armario donde los propietarios guardaban los abrigos.

El polémico documental Ciutat morta, de Xavier Artigas y Xapo Ortega, proponía una versión de lo sucedido en febrero del 2006 en una calle del barrio de Sant Pere de Barcelona, durante el desalojo de una fiesta en el Palau Alòs, una casa okupada. En los altercados, cayó un objeto que dejó tetrapléjico a un agente de la Guardia Urbana. A partir de esa conocida historia, que ha tenido muchas ramificaciones judiciales y políticas (Amnistía Internacional denunció torturas a los detenidos y el juez las archivó, el acusado, Rodrigo Lanza cumple prisión por otro delito, de asesinato) y de un misterioso correo electrónico anónimo que recibió un periodista en el que alguien decía conocer quién arrojó la famosa piedra, el cineasta Guillermo Benet ha hecho una película de ficción, Los inocentes, rodada en vertical, como los vídeos que se graban con el iPhone, y en la que los implicados en un suceso similar al del Palau Alòs patinan entre la traición y la culpa. Se vio en el Festival de Sevilla y se estrena el 12 de marzo.