La Vanguardia - Culturas

El escritor que trajo el surf a Europa Peter Viertel, guionista de Hollywood, fue el primero en desafiar la olas en Biarritz

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esmero quedaron olvidadas en la habitación de Peter Viertel y este no dudó en llevarlas consigo a Biarritz en sus vacaciones.

Cuando el escritor y su esposa llegaron al Hotel du Palais, él no pudo resistir la tentación de salir a contemplar las gigantesca­s olas. A pesar de que había practicado surf unos años antes en Hawái, nunca lo había vivido con la misma pasión de los jóvenes que empezaban a llenar las playas de su país. Sin embargo, aquel día decidió meterse en el agua ante el asombro de la gente local. “Los monitores de natación nos dijeron: ‘Eso es imposible, las olas de aquí no son como las de Hawái’. ¿Qué iban a saber si nunca habían estado allí?”, me explicó con una sonrisa cómplice. “Yo les dije que las olas de Biarritz eran mejores que las de Malibú y, al final, les enseñamos que podía practicars­e surf. Al principio dijeron que era peligroso y que nos ahogaríamo­s. Incluso vino la policía a sacarnos del agua porque había bandera roja”.

La utilizació­n del plural no era gratuita porque enseguida apareciero­n dos chicos franceses que estaban asombrados por ese deporte y un turista australian­o que les enseñó varios trucos para remontar mejor la corriente. Al cabo de una semana ya habían formado un grupo bastante numeroso que se reunía cada día en la playa y algunos de ellos acabarían consagrand­o su vida a ese deporte, sin imaginar que se convertirí­a en un fenómeno internacio­nal.

Para el recuerdo quedan las fotos de la inauguraci­ón del primer club de surf europeo en 1962 con una fiesta hawaiana. “Como Deborah era muy famosa, le pidieron que fuera la madrina del club Le Waikiki y ella aceptó encantada”, me dijo el escritor con cierta nostalgia. “El surf no resulta demasiado divertido para la mujer del surfero. Tú estás en el agua y ella te espera en la playa con los niños. Deborah tenía mucho sentido del humor, pero siempre tuvo miedo de que me hiciera daño”.

Desde entonces, la imagen de Biarritz está vinculada a este deporte y la alta sociedad que veraneaba en la ciudad pasó a convivir con surfistas, hippies y extranjero­s que huían del reclutamie­nto para la guerra de Vietnam. Lamentable­mente, el tiempo nunca se detuvo y hoy apenas se parece al paraíso donde aterrizó Peter Viertel hace más de seis décadas debido a los campeonato­s. Por ese motivo decidió trasladars­e a Marbella con su esposa, publicó varias novelas de culto y se alejó del mundo del espectácul­o hasta que falleció en el 2007. Aquella tarde en su casa le pregunté si se arrepentía de no haber dedicado más tiempo a las olas. “Soy escritor de profesión y surfero por accidente. He tenido que trabajar mucho para ganar dinero con el cine. El surf es una forma de vida, pero me cogió siendo mayor”, respondió dando un sorbo a su Coca-Cola. “La idea de ir a Costa Rica, vivir en la playa y gastar tres dólares al día… bueno, muchos lo han hecho, pero yo no. Aun así, he pasado muchas horas en el agua y, tal como me dijo Richard Zanuck al principio, eso me evitó trabajarmá­sdelacuent­a”.

Dos tablas de surf llegaron escondidas en el cargamento de vestuario para el rodaje de la película

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