Carreteras fosforescentes
Pol Guasch debuta como narrador con una distopía sobre el colapso climático, el cuerpo y la lengua, con imágenes de devastación
en las páginas siguientes: desde los chicos de Altsasu hasta el barro contra Trias o Iglesias.
En el caso de estos políticos, ya sea por el acoso contra el independentismo con corbata o el cuestionamiento de la España del 78, la guerra sucia contra lo que representan quizá afectó a sus resultados electorales. Pero en los otros casos de personas anónimas, desde anarquistas a un falso yihadista, los llevaron a la prisión investigaciones que trastocaban hechos. La extrañeza de lo que vivieron, pasados los años, se va transformando para el lector en una sospecha sobre los ángulos muertos del Estado. Hay discursos que, más que ser ignorados, parecen útiles para mostrar una capacidad punitiva de la disidencia como estrategia de los poderes para no ser cuestionados. Un jabón se convierte en material explosivo y una representación teatral, mordaz como lo ha sido tantas veces el teatro de marionetas, en una amenaza que se extermina provocando el miedo y marcando la vida de personas que después olvidaremos. Contra este olvido, afanándose por que el periodismo sea ese contrapoder, González ha escrito un libro duro y sensible que hay que leer.
Sara González
ARA LLIBRES. 201 PÁGINAS. 18,50 EUROS