Democracia imperfecta

La periodista Sara González ofrece ocho relatos sobre acciones policiales

“Ya no se ve al periodista como un contrapoder”. Hace más de seis años Xavier Vinader se lo decía a Sara González (Sant Celoni, 1985). Licenciada en la Autònoma, González empieza en medios locales, pasa por redacciones de papel barcelonesas y es cronista política en Nació Digital. Una joven referente del periodismo catalán. Por el artículo del día, por los reportajes que ha publicado en volumen: primero el libro sobre la creación de los Comuns, con Joan Serra, y después el retrato del cacique Manuel Bustos. Ahora ha dado a luz una obra que Vinader habría aplaudido. La forman ocho relatos reales sobre acciones policiales y judiciales contra disidentes que acabaron en nada, pero que han condicionado la vida de quienes fueron injustamente tratados. Sus historias las complementa una conversación tensa con el exministro Fernández Díaz. Y Per raó d’estat se cierra con una reflexión sobre cómo la injusticia puede hacerse legal y los vasos comunicantes entre ocultos poderes oficiales y determinantes medios de comunicación.

El primero de los relatos lo protagoniza Martxelo Otamendi. Fue detenido el 20 de febrero del 2003, cuando era director de Egunkaria, acusado de tener relación con ETA. Empezar con este caso es un acierto. No solo por el retrato aterrador que Otamendi hace de las torturas que sufrió, no solo porque finalmente fuera absuelto, como les pasará a los otros políticos, titiriteros o activistas que González ha entrevistado. Empezar con él es necesario porque encarna una de las tesis fuertes del libro: la lucha contra el terrorismo etarra en algunos casos parecería haber fijado una plantilla de respuesta punitiva contra los que cuestionan el statu quo desde los márgenes, como si el terrorismo siguiera existiendo y todavía existiera una amenaza de aquella naturaleza, cuando afortunadamente sabemos que es pasado. No lo era en el 2003, pero sí con todos los casos que explicará